La tasa de abortos sigue aumentado, sin que la píldora del día siguiente haya servido para frenarla
Uno de cada seis embarazos en España terminó en aborto legal en 2005, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad. El número de abortos ascendió a 91.664, un 7,8% más que el año anterior (ver Aceprensa 3/06). Desde que esta práctica fue despenalizada en 1985, no ha dejado de crecer la tasa de abortos, que ahora se sitúa en 9,6 por cada 1.000 mujeres en edad fértil.
Desde hace años se espera que la tasa de abortos toque techo. Pero una vez más los datos son decepcionantes para la política del Ministerio de Sanidad. A pesar de las campañas masivas a favor del uso del preservativo, a pesar de que el consumo de la «píldora del día siguiente» se haya por lo menos triplicado, los abortos siguen subiendo en números absolutos y relativos. Teniendo en cuenta que en 2005 hubo 465.616 nacimientos, en ese año se interrumpieron voluntariamente el 16,4% de los embarazos. Esta elevada tasa sugiere que el aborto se está utilizando no para casos excepcionales, que es lo previsto en la ley, sino como un medio anticonceptivo de última instancia, en contra de lo recomendado en las Conferencias de Población de la ONU.
El grupo de edad en el que se producen más abortos es el de mujeres de 20 a 24 años (26% del total), seguido del de 25 a 29 años (24,4%). El número de abortos entre las menores de 20 años ascendió a 12.883, casi un 7% más que el año anterior. Esta tendencia al alza indica también el fracaso de la política de educación sexual y, en concreto, de la estrategia de la «píldora del día siguiente». Cuando esta píldora se puso a la venta en 2001, y cuando los servicios de salud de algunos municipios como Madrid decidieron darla gratuitamente, se invocó la urgencia de reducir los embarazos de adolescentes. Pero hoy da la impresión de que más bien ha servido para subestimar los riesgos de determinadas conductas sexuales, y para legitimar más el aborto como solución.
El 87% de los abortos se han realizado en gestaciones de menos de 12 semanas, y en casi todos los casos (96,7%) se invoca como motivo el riesgo para la salud física o psíquica de la madre. Como la atención médica en España no hace previsible que esté en riesgo en muchos casos la salud física de la madre, la causa invocada se reduce a la contrariedad psicológica que implica el embarazo (los datos del Ministerio no distinguen entre salud física o psíquica).
El Ministerio de Sanidad atribuye el alza del número de abortos a los embarazos no planificados de mujeres jóvenes inmigrantes. Según sus estimaciones, entre el 40% y el 50% de los abortos se practican a mujeres extranjeras residentes en España. Pero son solo estimaciones, no datos contabilizados.
En cambio, sí se sabe que 2.615 abortos corresponden a extranjeras no residentes que vinieron a interrumpir el embarazo a España. Entre ellas están las provenientes de Portugal, país que tiene una legislación como la española pero que los médicos aplican estrictamente. Además, España se ha convertido en un país de aborto fácil para europeas en un avanzado estado de gestación. Como han demostrado reportajes realizados por la prensa inglesa y danesa, clínicas españolas aceptan realizar abortos en condiciones prohibidas en otros países, con tal de que se esté dispuesta a pagar un precio mayor.
El aborto se ha convertido en un sector lucrativo de negocio para clínicas privadas, donde se realizan el 97,1% de los abortos.
ACEPRENSA