En una entrevista publicada en el diario «Avvenire» (23 abril 2005), el teólogo ortodoxo Olivier Clément se manifiesta muy satisfecho por el compromiso de Benedicto XVI de seguir impulsando la unidad de los cristianos.
«Este deseo de reconstruir la plena unidad de los cristianos es algo muy impresionante y creo que en un hombre como Benedicto XVI es un compromiso muy serio. Es un hombre que mide sus palabras», afirma Clément.
El Papa ha dicho que el ecumenismo deberá alimentarse «de gestos concretos, de gestos que entren en el alma, que conmuevan las conciencias».
Clément piensa que «entre católicos y ortodoxos podrá llegarse a fenómenos de apertura a la comunión. Es más difícil que sea así en el caso de los protestantes, ya que tienen una doctrina muy difuminada, muy fluctuante en puntos esenciales». Pero «entre católicos y ortodoxos no existen diferencias fundamentales. El problema es más bien una cuestión de voluntad humana de corresponder a esta identidad».
El teólogo ortodoxo piensa que puede haber por ambas partes gestos concretos que lleguen al corazón. Es lo que sostenía Juan Pablo II cuando decía que buscaba la comunión con los ortodoxos, y que «no pretendía dominar a la Iglesia ortodoxa». Clément cree que «también puede haber nuevas posibilidades por el lado de la ortodoxia. Ahora hay una actitud muy cerrada por parte de Moscú, sobre todo por razones nacionalistas, pero poco a poco se podrá avanzar».
Clément prevé una continuidad entre el enfoque ecuménico de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI, aunque advierte matices: «Benedicto XVI tiene un rigor y una vigilancia teológica más grandes, mientras que Juan Pablo II se dejaba llevar más por un gran empuje vital y de amor. Pero los dos aspectos pueden complementarse».
Como teólogo, lo que más impresiona a Clément de las obras de Ratzinger es «la combinación de un gran rigor y de una gran claridad. Lo que ha escrito como teólogo ha sido siempre algo muy límpido y fácil de entender. Además, leyendo sus páginas, me ha llamado la atención a menudo su gran sensibilidad, una sensibilidad poética».
Cuando le preguntan si han madurado los tiempos para que el primado de Pedro deje de ser un obstáculo para la unidad, Clément responde que «es un obstáculo, que se hace más grande cuando los ortodoxos están de mal humor. Pero puede superarse si se acepta la propuesta que hizo Juan Pablo II en la encíclica «Ut unum sint» de discutir la cuestión del ejercicio del primado de un modo ecuménico. Creo que los ortodoxos podrían decir sobre este tema cosas muy interesantes y muy importantes. No veo por qué el primado de Pedro, que es una evidencia evangélica, podría representar un obstáculo si se reconociese que su ejercicio está fundado teológicamente y fuese útil desde un punto de vista psicológico y sociológico en el mundo. Creo que se puede llegar a reflexionar sobre esto».
Entiende a los luteranos
También el presidente de la Federación Luterana Mundial, Mark S. Hanson, se manifiesta esperanzado -en unas declaraciones a la agencia Zenit (26-04-2005)- con las señales que el Papa Benedicto XVI ha lanzado a favor del ecumenismo.
Hanson recuerda que el cardenal Ratzinger entendió bien a los luteranos: «De su servicio como sacerdote, profesor y obispo en su tierra natal alemana, sabemos que el Papa Benedicto XVI conoce bien a los luteranos. Tenemos buenas razones para esperar en un desarrollo ecuménico fructífero y en un entendimiento mayor entre luteranos y católicos durante el servicio de este Papa. Siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger sostuvo una dirección ecuménica significativa, incluido el apoyo para la recepción oficial de un documento histórico, la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación», firmada en 1999.
Personalidades judías han expresado su alegría por la elección del nuevo Papa. El rabino Israel Singer, presidente del Congreso Judío Mundial, ve a Ratzinger como «nuestro interlocutor más válido con la Iglesia católica. Estoy convencido de que ha sido él quien ha creado las bases teológicas para las buenas relaciones entre católicos y judíos durante el anterior pontificado». El director nacional de la Liga Antidifamación, Abraham Foxman, comentó que «su vida entera es un libro abierto de sensibilidad contra el fanatismo y el antisemitismo» («International Herald Tribune», 21-04-2005).