Las objeciones éticas a las células madre embrionarias apuntan en la misma dirección que los avances científicos
La utilización de las células madre en la medicina regenerativa es un campo muy prometedor, pero aún lleno de incógnitas. Los científicos discuten sobre si es mejor utilizar células madre embrionarias –obtenidas de embriones que se destruyen–, células madre adultas –presentes en tejidos del cuerpo del paciente–, células madre adultas reprogramadas, células del cordón umbilical… El debate se decidirá en los laboratorios. Pero, desde el punto de vista de la opinión pública, llama la atención el distinto tratamiento informativo que reciben las células madre embrionarias y las adultas.
Cuando se trata de posibles avances terapéuticos que se obtendrían a partir de células madre embrionarias, en los titulares se menciona el adjetivo “embrionarias”. Por ejemplo, hace más de uno año fue noticia: “Primer ensayo mundial con células embrionarias en humanos. Las autoridades sanitarias de EE.UU. dan luz verde a siete hospitales para recuperar con esta técnica a paralíticos recientes” (El País, 13-09-2010). Sería más exacto decir “intentar recuperar”, pero ya se sabe que los titulares periodísticos exigen concisión. Pocos días después la noticia seguía desarrollándose: “EE.UU. trata al primer paciente con células madre embrionarias” (12-10-2010). Un sumario destacaba: “Las acciones de Geron, fabricante de la terapia, suben en Bolsa”.
En los textos de estas noticias se suele decir que estas células madre embrionarias son “la gran esperanza” contra males como el parkinson, el alzheimer, la diabetes, las lesiones medulares… En la ciencia hay que ser pacientes. Por ahora, todo son promesas, esperanzas, futuro prometedor, luz verde para un ensayo… pero todavía no hay ninguna realidad.
Bueno, sí, hay una realidad: la empresa Geron, líder en el sector y que financiaba ese primer ensayo clínico con paralíticos, ha anunciado un año después que suspende su investigación con células madre embrionarias. El laboratorio, atento a la rentabilidad de sus inversiones, no debe de considerar este campo tan prometedor como parecía. Pero la noticia, en España, no ha merecido tanta atención como obtuvo hace un año la del comienzo del ensayo.
No es la única institución que da marcha atrás en este campo de las células madre. También el Instituto de Medicina Regenerativa de California decidió en 2010, tras cinco años de investigaciones infructuosas con células madre embrionarias, centrarse en las células madre adultas (ver Aceprensa, 4-02-2010).
Ensayos clínicos
Y es que las células madre adultas sí empiezan a dar resultados, aunque también ellas tengan por delante un largo camino. Se acaba de anunciar que en el Instituto Karolinska de Estocolmo ha realizado el trasplante de una tráquea, creada a partir de células madre de la médula ósea del paciente. Es la primera vez que se crea fuera del cuerpo humano algo que luego se le implanta. Tiene la ventaja de que al ser células tomadas del propio paciente, no hay riesgo de rechazo. Cinco meses después del trasplante, el paciente hace vida normal.
En el mismo periódico antes citado, el titular de la noticia dice: “Trasplantado con éxito el primer órgano creado con células madre” (El País, 24-11-2011). Si uno no indaga mucho más, puede pensar que se trata de esas células madre embrionarias que siempre están llenas de posibilidades, Pero en el texto de la noticia queda claro que se trata de células madre tomadas de la médula ósea del propio paciente.
Con estos juegos de titulares, las células madre embrionarias pueden beneficiarse, según los casos, de su carácter de promesas o del lustre que un buen resultado de las adultas da al conjunto de células madre.
Tampoco es extraño que las células madre adultas estén dando más resultados, pues no en vano hay más de 3.000 ensayos clínicos en marcha con estas células, frente a solo unos pocos con embrionarias.
Sin embargo, la opción por las células madre adultas y el rechazo por motivos éticos de la utilización de células madre embrionarias, se ha presentado a menudo como un obstáculo oscurantista al progreso. “Sectores conservadores presionan contra la utilización de células madre embrionarias”, “freno por objeciones religiosas”… Con un enfoque utilitarista, el recurso a las células embrionarias podría aducir que, a pesar de las objeciones éticas, gracias a ellas se han obtenido avances que ninguno de los otros tipos de células madre han conseguido. Pero parece que hasta el momento ha ocurrido justo lo contrario.
En este caso, las objeciones éticas apuntan en la misma dirección que los avances científicos.
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En un artículo publicado en MercatorNet, Michael Cook recuerda que la investigación con células madre embrionarias se vendió al público como el gran recurso para para buscar terapias para enfermedades incurables, lo cual justificaba cambiar los estándares éticos sobre los embriones humanos. Cook se pregunta si las revistas científicas como Nature, Science o The New England Journal of Medicine reconocerán ahora su error.