El 1 de agosto, el fiscal de Lyon ha concluido la investigación preliminar contra el arzobispo, Card. Philippe Barbarin, y ha decidido no presentar acusación alguna. El cardenal había sido demandado por no denunciar a un sacerdote de la archidiócesis que había cometido abusos de menores en los años ochenta.
El caso se refiere a un antiguo capellán de scouts (ver artículo relacionado), hoy procesado por algunos abusos no prescritos. Una de las víctimas informó con detalle al cardenal en 2014. Entonces Mons. Barbarin consultó con la Santa Sede, que en febrero de 2015 recomendó apartar al sacerdote acusado del ministerio pastoral y prohibirle todo contacto con menores. Así lo hizo luego el cardenal. Pero el informante, con apoyo de una asociación de víctimas, le demandó –y también a otros responsables de la diócesis– por dos motivos: no auxiliar a personas en peligro (los menores que podrían ser víctimas del sacerdote acusado) y no denunciar delitos.
En un comunicado, la diócesis ha reiterado su “apoyo” y “gratitud” a las víctimas, cuyas “iniciativas han permitido mejorar el dispositivo diocesano para combatir los abusos sexuales”
El fiscal desechó pronto la primera acusación, pues el delito de omisión de auxilio exige que el peligro para otros sea inminente. Pero el antiguo capellán de scouts no había reincidido desde 1991.
En cuanto al segundo cargo, el fiscal señala que el demandante informó a Mons. Barbarin no para que denunciara al sacerdote (tampoco él mismo lo hizo entonces), sino para que lo apartara de toda relación con menores. Pasado el tiempo, al no tener más noticias, presentó la demanda, sin saber las medidas que había tomado el cardenal.
El fiscal concluye que no hay indicios de que el cardenal pretendiera impedir la actuación de la justicia, y por tanto no ve que pueda acusarlo de omisión del deber de denunciar delitos. Al contrario, según alegó Barbarin, a quienes le han contado abusos por parte de sacerdotes, los ha alentado a presentar querella.
Tras la decisión del fiscal, el demandante no ha decidido aún si abandona el caso o intenta proseguirlo recurriendo a un juez de instrucción, que podría abrir una investigación o no.
Un abogado del cardenal ha manifestado su esperanza de que el este sea el fin del asunto y así “la diócesis pueda trabajar junto con las víctimas, a las que nunca ha tenido por adversarios”. En un comunicado, la diócesis ha reiterado su “apoyo” y “gratitud” a las víctimas, cuyas “iniciativas han permitido mejorar el dispositivo diocesano para combatir los abusos sexuales”.