Una iglesia destruida en Qianwang, agosto 2018 (Foto: AsiaNews)
Hace poco más de un año entraron en vigor en China restricciones a la libertad religiosa que dificultaban a los grupos confesionales el desempeño de sus actividades. Entre otras cosas, se limitaba la celebración de ceremonias y actos religiosos a los templos y lugares sagrados autorizados. El objetivo del gobierno era mantener bajo control la religión y evitar la difusión de mensajes que pudieran cuestionar el monopolio cultural y político del partido.
Desde la promulgación de las medidas, se ha intensificado la persecución religiosa, especialmente contra los cristianos, como refleja una corresponsal del diario The Guardian. Como ya es habitual, el hostigamiento fue mayo…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.