La Conferencia Episcopal de Estados Unidos, junto con una veintena de organizaciones de inspiración católica, acaba de lanzar una campaña de apoyo a los inmigrantes, bajo el lema «Justice for Immigrants: A Journey of Hope». La Iglesia católica ha promovido durante años las reformas dirigidas a legalizar a los inmigrantes indocumentados, pero esta campaña va más allá. Durante la presentación, el cardenal Theodore E. McCarrick explicó que el objetivo principal es promover una reforma global de las leyes de inmigración, de modo que los inmigrantes puedan «sostener a sus familias con dignidad, permitir que las familias puedan permanecer unidas y se respeten los derechos humanos». Pero aclaró que antes de cambiar la leyes «hay que cambiar las actitudes».
En efecto, desde los atentados del 11-S, los obispos han detectado un clima de recelo ante los inmigrantes «en los programas de radio y televisión, y una progresiva actitud de la población a favor de endurecer las leyes de extranjería». Por esto, la campaña también quiere «concienciar a los católicos y a las personas de buena voluntad sobre los beneficios de la inmigración para el país; resaltar su contribución y mejorar los servicios de asistencia a los inmigrantes que ofrecen las organizaciones católicas».
McCarrick dijo también que «queremos llevar la voz de la Iglesia al discurso público para recordar a todos que somos y deberíamos seguir siendo una nación de inmigrantes». Según la Conferencia Episcopal, aunque la campaña se dirige a toda la población, apunta en especial a una parte de los católicos que siguen mirando con desconfianza a los inmigrantes.
En Estados Unidos, los católicos son el 25% de la población, y entre ellos la proporción de hispanos alcanza ya el 40% (tanto inmigrantes como nacidos en el país). Cada año entran legalmente unos 300.000 nuevos católicos en el país, pero decenas de miles más lo hacen de forma irregular.