La Conferencia de Pekín de 1995 se considera un hito en la promoción de los derechos de la mujer. Pero en China la suma de la drástica política antinatalista del «hijo único», el recurso al aborto y la generalización de la ecografía hace cada vez más problemático el derecho de las niñas a nacer.
En el mundo lo normal es que nazcan 106 niños por cada 100 niñas; pero en varias naciones de Asia (China, India, Corea del Sur, Taiwán), la preferencia por los hijos varones y la posibilidad de abortar según el resultado del diagnóstico prenatal del sexo están desequilibrando artificialmente la tasa.
China es el país con la mayor desproporción del mundo: 117 niños por 100 niñas, según el censo de 2000 (ver servicio 59/01). La causa principal es la política del hijo único, pero el notable aumento en la última década (en 1990 la ratio era 111 a 100) se debe a la gran difusión de las ecografías para saber el sexo del feto, que cuestan solo el equivalente de unos 4 dólares. Las mismas clínicas que las facilitan suelen ofrecer el aborto a partir de 15 dólares.
La desproporción de sexos entre los recién nacidos se da sobre todo en el campo, donde los padres, a falta de seguridad social, están más necesitados de un hijo varón que les atienda en la vejez (la hija casada pasa a formar parte de la familia política). Pero el atraso se combina con la técnica moderna, de modo que la anomalía es más acentuada donde mayor es la disponibilidad de ecografías. Así, las tasas más altas, casi 136 a 100, se dan en dos provincias que, además de tener abundante población rural, son de las más ricas: Hainan y Guandong, en el sur. Algunas zonas de Guandong llegan a 144-100, según un informe de Xinhua, la agencia de prensa oficial. En una comarca, dice un profesor chino citado por el New York Times (21-VI-2002), abortan el 92% de los matrimonios que tienen ya una hija y descubren que el segundo bebé también es niña (en el campo se permite tener hasta dos hijos).
En cambio, la tasa es la natural o ligeramente superior en dos de las provincias más pobres, Tíbet y Xianjang, donde la población autóctona no es de etnia china. Influye sobre todo que para las minorías rige un control de la natalidad más suave.
El aborto selectivo de niñas es ilegal en China. El año pasado, la provincia de Guandong prohibió el diagnóstico prenatal del sexo. Aunque se ha multado a algunas clínicas, estas medidas no han tenido efectos apreciables.