El embrión humano es «uno de nosotros», un individuo irrepetible, y no un conjunto de células manipulable: por esta razón, tiene derecho a ser tratado como una persona. Estos son algunos de los conceptos que emergen del documento «Identidad y estatuto del embrión humano», elaborado en Italia por el Comité Nacional para la Bioética.
Aunque se trata de un organismo consultivo, cuyos dictámenes no son vinculantes, las afirmaciones de este texto adquieren especial significación en un país donde vige lo que algunos han definido el «Far West biológico». En efecto, a pesar de los escándalos y denuncias, el parlamento italiano aún no ha colmado el gran vacío legislativo sobre el tema.
El documento reconoce el estatuto de individuo al embrión «al menos desde que pierde la capacidad de subdivisión en dos o más embriones, o de reconstitución en uno solo, como consecuencia de la fusión de dos embriones». Francesco de Agostini, profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad «La Sapienza», de Roma, y presidente del Comité, dijo durante la presentación del documento que precisamente porque «no es una cosa», es necesario que se reconozca al embrión ante todo el derecho a la vida.
Consecuente con esos principios, el Comité de Bioética rechaza la producción de embriones in vitro para la experimentación, para el uso industrial o la comercialización, así como otras aberraciones. Por el contrario, da una valoración positiva de la fecundación in vitro con un fin exclusivamente procreativo, «dentro de un proyecto de atención y amor responsable». Se precisa, en este sentido, que se deben procrear los embriones en el número estrictamente necesario; para los embriones en exceso, el Comité pide «instrumentos jurídicos idóneos para garantizarles una posibilidad de vida y desarrollo». Sobre este punto, algunos miembros del Comité añadieron una declaración complementaria en la que, en síntesis, se oponen a cualquier fecundación in vitro.