Existen teorías de la evolución que son compatibles con la fe cristiana, ha confirmado Juan Pablo II en un mensaje dirigido a la Academia Pontificia de las Ciencias. El Papa subraya que sólo son incompatibles, por principio, aquellas teorías evolucionistas que consideran el espíritu como una emanación de la materia.
El Papa recuerda que no es la primera vez que el magisterio pontificio aborda este tema. Y cita a este propósito la encíclica Humani generis (1950), en la que Pío XII afirmaba que la Iglesia no se oponía a la doctrina del evolucionismo «en cuanto busca el origen del cuerpo humano en una materia viva preexistente». Pero pedía que se examinaran las razones a favor y en contra, sin considerar todavía el evolucionismo como algo ya «cierto y demostrado». Y que se mantuviera que, en cualquier caso, el alma espiritual es creada inmediatamente por Dios.
Juan Pablo II señala que ahora, casi cincuenta años después de aquella encíclica, «nuevos conocimientos conducen a no considerar ya la teoría de la evolución como una mera hipótesis». Y es que la «convergencia, no buscada ni provocada, de los resultados de trabajos llevados a cabo independientemente unos de otros, constituye de por sí un argumento significativo a favor de esta teoría».
En honor a la verdad, afirma más adelante, se debe hablar más bien de teorías de la evolución, las cuales reflejan no sólo diversos matices sino también las diferentes filosofías en las que se apoyan. «Existen, por tanto, lecturas materialistas y reductivas, y lecturas espiritualistas». Por consiguiente, «las teorías de la evolución que, en función de las filosofías que las inspiran, consideren el espíritu como emergente de las fuerzas de la materia viva o como un simple epifenómeno de esta materia, son incompatibles con la verdad del hombre».
El mensaje del Papa está escrito con ocasión de la última sesión plenaria de la Academia Pontificia, que fue instituida por Pío XI hace sesenta años y de la que forman parte científicos de diversas confesiones religiosas. La reunión se celebró del 22 al 26 de octubre y estuvo dedicada a «Los orígenes y la primera evolución de la vida». Un tema, escribe el Papa, que interesa vivamente a la Iglesia en cuanto que la Revelación contiene enseñanzas que se refieren a la naturaleza y origen del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios.