En una carta a los obispos de Estados Unidos, Juan Pablo II ha anunciado la creación de una comisión, formada por expertos del Vaticano y de la Iglesia norteamericana, para estudiar qué medidas hay que aplicar contra los clérigos de Estados Unidos declarados culpables de abusos sexuales contra menores. En la carta, fechada el día 11 y hecha pública el 22 de junio, el Papa dice a los obispos que «soy consciente de cuánto estáis sufriendo por el escándalo ofrecido por algunos representantes del clero. Comparto vuestro dolor y la preocupación por las víctimas de estos delitos». El Papa subraya también cómo la gran mayoría de los obispos y de los sacerdotes de ese país «está entregada con gran devoción a Cristo».
El número de clérigos involucrados en estos casos, según ha precisado el portavoz de la Santa Sede citando datos del episcopado norteamericano, asciende a cuatrocientos, cifra que representa el 1,2% del clero de Estados Unidos.
Juan Pablo II afronta en su carta todos los aspectos del problema, tanto desde el punto de vista moral, como jurídico y de repercusión en la opinión pública. Sobre este último punto, manifiesta su preocupación de que se tome el mal moral como ocasión para el sensacionalismo.
El Papa recuerda las palabras evangélicas de condena del escándalo a los niños, afirma que «todo pecador arrepentido puede invocar la misericordia de Dios» y subraya que las penas canónicas previstas para estos casos están plenamente justificadas. El Pontífice hace una llamada a la oración, a la conversión y a la fidelidad.
Los obispos norteamericanos habían pedido la intervención del Papa para arreglar estos casos que, junto al daño moral provocado, han tenido una gran resonancia en la opinión pública, suscitando desconfianza hacia la Iglesia católica. Algunos sectores criticaron a los obispos por la lentitud con la que, a su juicio, se enfrentaron a este delicado problema, limitándose a veces a cambiar de encargo a las personas implicadas.
Durante las recientes visitas ad limina de los obispos norteamericanos, el Papa les había pedido que fueran exigentes en la selección de candidatos al sacerdocio, esmerando la formación y el discernimiento durante el periodo del seminario. También aludió a este problema el cardenal brasileño Moreira Neves, cuando en la presentación en el Vaticano de un libro sobre el celibato sacerdotal afirmó que si en la historia no han faltado escándalos a este propósito, la culpa no es del celibato, sino de la debilidad humana, presente también en personas casadas.
Al margen de la responsabilidad personal de los autores de estos hechos, el portavoz vaticano comentó que estos episodios deben hacer reflexionar sobre la influencia de un clima social muy difundido de creciente permisivismo sexual, que llega a crear problemas a personas de sólida formación.