España: las familias salen a la calle para hacerse oír

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Madrid. Bajo el lema «La familia SÍ importa», centenares de miles de personas se manifestaron el 18 de junio en el centro de Madrid. En respuesta a la convocatoria del Foro Español de la Famila (FEF; www.forofamilia.org) junto con otras doce asociaciones, la multitud salió a la calle en defensa del matrimonio y del derecho de los niños a tener una madre y un padre. Son los objetivos de la iniciativa legislativa popular (ILP; www.noesigual.org) que el FEF ha presentado ante las Cortes, en contra del proyecto de ley para establecer el «matrimonio homosexual» con derecho a adopción conjunta (ver Aceprensa 154/04). A la vista de que el gobierno no le concedía audiencia, el FEF organizó la manifestación.

La manifestación se convocó y se difundió como una defensa de la familia. En consonancia con este enfoque, la imagen y el contenido de la concentración popular han sido eminentemente alegres y positivos: carteles con un ligero tono «pop-art», colores chillones, música rockera en la sintonía de los anuncios, frases breves y directas, etc. El acto se concibió como un espectáculo moderno y una fiesta familiar: globos de colores con los lemas de la marcha, autobuses rojos de dos pisos llenos de niños, confetti, payasos, megafonía de alta resonancia, guiñoles, un presentador chistoso, e incluso un cartel azul de 60 por 20 metros. Esta gran pancarta llevaba en letras rojas el lema «La familia SÍ importa» con el estilo tipográfico de «Star Wars».

En palabras de los organizadores, esta mecánica no respondía a una mera campaña de «marketing». La comunicación y todo lo visto en las calles de Madrid el día 18 es, simplemente, «nuestra forma de vivir en familia. La familia ha salido a la calle y ha demostrado lo que es: alegría, vida, cariño, diversión; y por eso la defendemos», afirma Rafael Lozano, uno de los responsables del «show». Por otra parte, este concepto de manifestación obedece al hecho de ser una reivindicación protagonizada por muchos matrimonios con hijos. «Si la familia sale a la calle para defender sus derechos, hay que facilitar a las familias (padres, madres, niños, abuelos, jóvenes, etc.) esta convocatoria», explica Lozano, dirigente de Europa por la Vida. Así, la manifestación se diseñó «no para estar enfadados gritando contra el Gobierno», sino para «pasarlo bien una tarde de primavera, casi verano». «Estaba pensada para los pequeños y para todas la edades», precisa Rafael Lozano.

Las previsiones se cumplieron de manera sobrada: cientos de miles de niños, madres, padres, abuelos y gente joven llenaron y desbordaron el itinerario de la manifestación. Aviones fletados desde las regiones insulares y desde el extranjero (Francia, Italia, Polonia, Ruanda, América, etc.), más cientos de autobuses venidos de toda España peninsular, añadieron un variopinto toque regional. Aunque la marcha tenía su duración planeada de 6 a 8 de la tarde, a partir de las 5 todas las calles del centro se encontraban atestadas. Sonrisa y cansancio eran la marca que lucían todos los manifestantes al regresar a casa.

Tras la lectura del manifiesto y breves intervenciones de representantes de cada organización, una pareja de recién casados -acababan de salir de la Iglesia- se presentó en el escenario, provocando aplausos y fotografías. Todos los manifestantes agitaron sus pañuelos blancos y corearon el futbolístico «We are the Champions» de Queen. Poco antes de las 9 de la noche la manifestación continuó con un concierto. Un grupo de música formado por jóvenes de entre 22 y 30 años estuvo tocando hasta que a partir de las 22 horas, agentes de la policía municipal los «animaron» a terminar la fiesta.

El éxito de la manifestación (un millón y medio de personas, calculan los organizadores; 700.000, la Comunidad de Madrid) se entiende, en gran medida, por este carácter alegre y jovial. Por otra parte, el mero sentido de las reivindicaciones también sirve para explicar la popularidad de la convocatoria. Garantizar que el matrimonio está formado por una mujer y un hombre; y defender el derecho de los niños a tener una madre y un padre, son planteamientos compartidos por amplios sectores de la sociedad española. De hecho, cerca de 200.000 asistentes se adhirieron a la ILP, lo que eleva el total de firmantes a casi un millón.

Las asociaciones convocantes declaran que los valores familiares no son patrimonio de una religión ni de una tendencia política; por lo que la manifestación se ha definido como apolítica y aconfesional. Gracias a este planteamiento, se han podido sumar personas de sensibilidades diversas. Incluso se vio alguna pancarta casera en que se leía: «Los judíos con la familia». Los organizadores arguyen que la Convención de la ONU sobre los derechos del niño establece que la regulación sobre adopciones debe basarse en el bienestar del adoptado.

Cuatro días más tarde, el 22 de junio, el Senado rechazó el «matrimonio homosexual» propuesto por el gobierno. Pero el 30 de junio el Congreso tiene la última palabra.

José María Sánchez Galera

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