En la enseñanza pública francesa no se reconoce a las familias la libre elección de escuela: en principio, deben enviar a sus hijos a la escuela que les corresponde por el domicilio. Sin embargo, la presión de las familias ha ido ampliando las posibilidades de elección. Y es de esperar que ésta sea mayor en el futuro, ya que el programa de la nueva mayoría prevé la desaparición progresiva de la sectorización escolar.
De hecho, la rigidez inicial se ha ido suavizando desde 1984, justo después de la gran manifestación a favor de la enseñanza libre que obligó al gobierno socialista a retirar su proyecto de ley sobre la enseñanza privada. Actualmente, según una nota informativa que acaba de publicar el Ministerio de Educación, el 47% de los colegios de segunda enseñanza (para alumnos de 11-15 años) y el 27% de los liceos (de 15-18 años) están autorizados a admitir alumnos procedentes de otro sector escolar (cfr. Le Monde, 20-V-93).
¿Cuántos aprovechan esta libertad de elección? Un año después del ingreso en la enseñanza secundaria, el 10% de los alumnos están inscritos en un colegio de otro sector. ¿Qué tipo de familias utilizan más esta posibilidad? En general, las familias de mejor posición social o más informadas son las que sacan mayor partido de la libertad de elección. Entre las familias de agricultores o de obreros sólo el 6% solicitan una escuela distinta de la que les corresponde por su domicilio. En cambio, son los profesores los que sacan más partido, para sus propios hijos, de su conocimiento de los entresijos del sector. Así, las familias formadas por un profesor casado con un mando intermedio, utilizan esta posibilidad en un caso de cada cuatro. También se observa que la escolarización en un colegio de otro sector es más frecuente cuando el alumno empieza a experimentar dificultades escolares.
Los padres saben también qué motivos conviene alegar cuando se trata de pedir a los autoridades escolares que se conceda a su hijo una plaza fuera del sector correspondiente. Sin duda, el motivo último siempre es la mejor calidad de enseñanza que se atribuye al colegio elegido. Pero sólo el 62% de las peticiones que aducen esto obtienen satisfacción. Así que a menudo se aducen otros pretextos, por ejemplo, el estudio de una lengua moderna minoritaria, que se enseña en el colegio preferido.
En todo caso, la experiencia francesa confirma que las familias tienen cada vez más la mentalidad de clientes de la enseñanza, que hacen todo lo posible para ejercer su derecho a elegir.