Amsterdam. Una nota de la Subsecretaria de Justicia holandesa, presentada al Parlamento para su discusión (previsiblemente en otoño), abre la posibilidad de que personas solteras y «parejas de hecho» (no casadas) formadas por un hombre y una mujer puedan adoptar niños. Para evitar conflictos con legislaciones de otros países, estas personas sólo podrán adoptar a niños holandeses, mientras que la adopción de niños extranjeros seguirá requiriendo estar casado. Cada año son adoptados por familias holandesas unos 1.000 niños procedentes del extranjero y sólo unos 50 holandeses.
En la nota, titulada «Formas de vida y derecho familiar», se rebaja la edad en que los niños pueden poner objeciones a la adopción (de 15 a 12 años) y se señala que, si los padres no piden explícitamente lo contrario, los hijos adoptados recibirán el apellido de la madre.
Con estas proposiciones, el actual gobierno, una coalición de tres partidos -socialistas, D66 (izquierda) y liberales- introduce una innovación radical en el derecho de familia. La nota excluye que una pareja de homosexuales pueda unirse en matrimonio. Pues considera que la capacidad natural de tener hijos es condición necesaria para poder contraer matrimonio. En cambio, admite que dos personas del mismo sexo puedan incribirse como pareja en el registro civil, con las mismas consecuencias jurídicas que el matrimonio, excepto en lo que se refiere a los hijos.
A pesar de que el plan ministerial holandés prevé que los homosexuales no puedan adoptar niños, la propia nota incluye algunos ejemplos de cómo soslayar la prohibición. He aquí uno de ellos: «Dos mujeres que tienen una relación, registrada o no, quieren cuidar y educar a un hijo como propio. Una de ellas lo concibe a través de inseminación artificial. Es la madre del hijo. Su amiga, según las nuevas proposiciones, podrá ejercer la autoridad sobre el niño, junto con la madre, una vez que el juez haya dado la autorización en pro del bien del niño».
Carmen Montón