Desde la aprobación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE, 2013), que aumentó el margen de los gobiernos regionales para determinar la carga lectiva de la Religión en el currículum, los tribunales han resuelto de forma dispar los intentos de varias comunidades autónomas españolas por reducir el horario de la asignatura. Ahora, una propuesta del PSOE pretende devolver la asignatura a la irrelevancia académica.
En algunos aspectos, la LOMCE reforzó el valor de la asignatura de Religión en el currículum escolar: debía ser ofertada en todos los niveles (también Bachillerato) y volvía a contar para la nota media. Además, se le daba carácter de alternativa respecto a la asignatura de “Valores”, el equivalente a la antigua “Educación para la ciudadanía”, por lo que los alumnos que escogieran Religión no estaban obligados a cursar también la otra.
La Proposición del PSOE pretende que la Religión deje de contar a efectos prácticos, y “premiar” con una asignatura menos a los que no la escojan
Sin embargo, al conceder más margen de decisión a las comunidades para determinar la carga lectiva de Religión, la LOMCE facilitó que la mayor importancia que se había concedido a esta materia en algunos aspectos se viera seriamente amenazada en la práctica. Esta “puerta abierta” fue aprovechada, efectivamente, por varios gobiernos regionales (Andalucía, Baleares, Aragón, Asturias, Extremadura, Castilla y León, País Vasco, Canarias, Galicia y Cantabria), que redujeron el horario de la asignatura. Algunos, incluso, la eliminaron del último curso de Bachillerato.
Criterios diversos
En muchas de esas comunidades, obispos y asociaciones de profesores llevaron a los tribunales los decretos respectivos. Hasta ahora, las sentencias han sido dispares.
En Andalucía, los jueces respaldaron la reducción de la carga horaria en Primaria y Secundaria dictada por la Junta, pero no la supresión en el Bachillerato de artes. En Castilla y León, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la comunidad avaló el decreto que limitaba el horario de la materia en Primaria.
En cambio, en otras comunidades los jueces han fallado en sentido contrario. En 2015, el TSJ de Asturias anuló el decreto por el que las horas de Religión se reducían de una y media a una por semana. La sentencia señalaba que, aunque el acuerdo con la Santa Sede no establece cuál ha de ser el horario exacto, sí recoge que ha de existir una “cierta homogeneidad” con otras asignaturas del mismo rango, las llamadas “específicas”. No obstante, el gobierno regional recurrió (solo lo referente al Bachillerato) al Tribunal Supremo, que le dio la razón.
En general, los tribunales han obligado a mantener la oferta de Religión en Bachillerato, pero se han mostrado dispares en cuanto a la carga horaria en Primaria y Secundaria
En Baleares y Aragón, los TSJ han anulado los decretos autonómicos que limitaban la oferta de Religión en Bachillerato. En Baleares, el gobierno había permitido a los centros decidir si la ofrecían o no, mientras que en Aragón, la asignatura había quedado relegada a la “hora 31” –es decir, fuera del horario normal de 30 horas– en segundo curso. También en Extremadura, el TSJ falló contra la reducción de horas en Secundaria y Bachillerato.
Una propuesta que devalúa la asignatura
En medio de este panorama, el PSOE presentó a mediados de septiembre ante el Congreso tres proposiciones de ley con enmiendas a la LOMCE. En una de ellas, “para la eliminación de la segregación y discriminación de los alumnos y alumnas”, aparecen –sin que venga muy a cuento con el título– varias propuestas relacionadas con la asignatura de Religión.
En primer lugar, la proposición pide que la nota de Religión no valga para el expediente. Además, el texto reclama que las asignaturas de “Valores”, tanto en Primaria como en Secundaria, sean de obligada matriculación para todos. Los que quieran cursar Religión deberán hacerlo como un complemento aparte, sin que esto exija una alternativa para los otros. Aunque no se concreta cuáles serían las consecuencias prácticas de esto, todo apunta a un arreglo parecido a la llamada “hora 31” que propuso el gobierno de Aragón. Solo que aquí el esfuerzo extra ni siquiera contaría para el expediente.