La Comisión Europea saliente rechaza la iniciativa “One of Us”

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El auge de los partidos euroescépticos en las elecciones europeas está llevando a líderes de grandes formaciones políticas a plantearse qué hay de cierto en el reproche de que la Unión Europea no escucha a los ciudadanos. Por eso sorprende que, en pleno examen de los resultados electorales, la Comisión Europea en funciones haya rechazado la iniciativa ciudadana “One of Us” (Uno de nosotros), firmada por 1,7 millones de europeos, sin proponer nada al Parlamento.

El primer ministro británico David Cameron ha sido uno de los primeros líderes en ponerse las pilas, tras la victoria del UKIP. “La UE no puede ignorar estos resultados y seguir como antes. Necesitamos un cambio. (…) Bruselas se ha vuelto demasiado grande, demasiado autoritaria y demasiado entrometida”, dijo en una reunión del Consejo Europeo celebrada el martes 27.

Y el presidente francés François Hollande abundó en la idea: “Los europeos han expresado la necesidad de cambiar de camino en la construcción europea”.

Por eso, es irónico que justo un día después de estas declaraciones, la Comisión Europea dimisionaria haya rechazado la iniciativa “One of Us”, cuyo objetivo es que la UE no financie investigaciones ni programas que supongan la destrucción de embriones humanos y que con la ayuda comunitaria al desarrollo no se financie la práctica o la promoción del aborto.

La única iniciativa ciudadana europea a la que hasta ahora la Comisión Europea ha respondido favorablemente obtuvo menos firmas que “One of Us”

Según datos de la Comisión, entre 2007 y 2013, la UE destinó más de 156 millones de euros a financiar investigaciones con células madre embrionarias. Además, entre 2008 y 2012, dedicó 104 millones de euros a financiar servicios de “planificación familiar y salud reproductiva” fuera de la UE.

El rumbo de una Comisión sorda
El Reglamento del Parlamento y del Consejo sobre la iniciativa ciudadana, de 2011, presenta esta figura como un mecanismo “para fomentar una mayor participación democrática de los ciudadanos en los asuntos europeos”. “Tú puedes marcar el rumbo”, dice el eslogan de la Comisión para explicar esta nueva herramienta. Pero el rechazo a “One of Us” hace sospechar que estamos ante unas palabras vacías.

El requisito que pone la Comisión para examinar una iniciativa ciudadana es que esté firmada por no menos de un millón de ciudadanos de la UE, de al menos siete Estados miembros. “One of Us” lo superó con creces, al obtener el apoyo de 1,7 millones firmas de ciudadanos de 18 países europeos.

“One of Us” ha recibido más respaldo social que “Right2Water”, la única iniciativa ciudadana europea a la que hasta ahora la Comisión Europea ha respondido favorablemente. Destinada a garantizar el abastecimiento de agua a todos los ciudadanos europeos, fue respaldada por 1,6 millones de ciudadanos de 13 Estados miembros.

La iniciativa pedía que la UE no financie investigaciones que supongan la destrucción de embriones humanos y que la ayuda al desarrollo no apoye la práctica del aborto

En toda regla, pero menosprecio
Es cierto que la Comisión tenía fijada desde hace tiempo la fecha del 28 de mayo para decidir sobre el futuro de “One of Us”, lo que resulta extraño pues nadie deja las decisiones importantes a un gobierno de transición. El menosprecio de la Comisión hacia los ciudadanos queda patente: o no consideró suficientemente relevante la votación sobre la iniciativa o, si lo hizo, se ve que quería rechazarla… y salir corriendo. Y es cierto también que, de acuerdo con las reglas del procedimiento previsto, la Comisión no estaba obligada a hacer una propuesta legislativa en respuesta a “One of Us”. Pero también es extraño que la Comisión no haya planteado una alternativa al nuevo Parlamento, quien podría haber escuchado con más calma y atención las demandas de esos ciudadanos.

La Comisión saliente tampoco se puede escudar en que ya convocó en abril una audiencia pública sobre “One of Us” en el Parlamento. Este es un trámite ordinario, establecido por el procedimiento. Y según el testimonio de Grégor Puppinck, uno de los promotores de “One of Us” que intervino en la audiencia, fue un paripé: en lugar de dar más tiempo a las organizaciones ciudadanas que habían impulsado la iniciativa, la mayor parte del acto lo agotaron las ponencias de los eurodiputados; de algunos se sabía antes que eran fervientes enemigos de la iniciativa (cfr. Aceprensa, 11-04-2014).

A la vista de la respuesta dada por la Comisión, Puppinck ha señalado que tiene intención de recurrir esta decisión al Tribunal de Justicia de la Unión Europea. También confía en que la nueva Comisión sea más respetuosa con los ciudadanos europeos.

En la misma línea, el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, lamenta que el rechazo a esta iniciativa “aleja a las instituciones europeas del sentir de los ciudadanos de la Unión”. Y añade: “Una Europa para la cual la dignidad del embrión humano vale menos que los intereses económicos de determinados lobbies empresariales no es extraño que suscite el rechazo de una parte del electorado europeo que o bien se abstiene en las elecciones europeas o vota a partidos que ponen en cuestión la actual estructura de la Unión”.

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