La nueva ley alemana de nacionalidad facilita la naturalización de los extranjeros

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Colonia. La naturalización de los residentes extranjeros será más fácil con la nueva ley de nacionalidad alemana aprobada por el Bundestag, y que será ratificada por los Länder en el Bundesrat el próximo 21 de mayo. Se pone así punto final a largos meses de discusiones entre gobierno y oposición en torno a una ley que rompe con la concepción puramente étnica de la nacionalidad.

La nueva ley añade el derecho de suelo a los motivos para recibir la ciudadanía alemana, a raíz de lo cual los hijos de extranjeros nacidos en el país recibirán automáticamente la nacionalidad alemana, siempre y cuando uno de los padres lleve en Alemania por lo menos ocho años o posea un permiso de residencia indefinida desde hace tres. El ministro del Interior, Otto Schily, ha calificado esta reforma como un «paso de dimensión histórica», ya que «después de muchos años se vuelven a armonizar en Alemania los conceptos de población y ciudadanía».

Los hijos de inmigrantes nacidos en Alemania podrán, en principio, conservar la nacionalidad del país de origen de sus padres, aunque al cumplir los 23 años tendrán que decidirse por una de las dos. La nueva ley contempla excepciones a esta regla en casos en los que la renuncia a la nacionalidad extranjera suponga graves perjuicios. Miembros de la oposición han criticado esta medida ya que, según dicen, deja abierta la posibilidad de que sean Estados extranjeros los que con su legislación influyan en las condiciones para recibir la nacionalidad doble indefinida.

Otro aspecto importante de la reforma es el recorte de los plazos necesarios para que los inmigrantes puedan naturalizarse, reduciendo a ocho años el tiempo de estancia requerido, frente a los quince años exigidos en la actualidad. A finales de 1998 vivían en Alemania 7,32 millones de extranjeros (en torno al 9% de la población), la mayoría procedentes de Turquía y los Balcanes, de los cuales el 51% reside en el país desde hace más de diez años, el 38% desde hace más de quince y el 29% desde hace más de veinte. El 23% de los extranjeros ha nacido en Alemania y, entre los jóvenes, la proporción asciende al 67%.

La reforma de la ley de nacionalidad es uno de los puntos integrantes del pacto de coalición entre socialdemócratas y verdes. Sin embargo, la enmienda aprobada dista mucho del borrador inicial presentado a mediados de enero (ver servicio 16/99), que contemplaba la concesión generalizada de la doble nacionalidad. La Unión Democristiana inició una campaña en contra de esta última medida, recogiendo en pocos meses seis millones de firmas, lo que, junto a otros fallos de la política federal, hizo que los socialdemócratas perdieran las elecciones regionales de Hessen.

La nueva ley de ciudadanía, pese a constituir un importante avance para los hijos de extranjeros nacidos en Alemania, no presenta una solución aceptable para los inmigrantes de la primera generación que, tras vivir decenios en el país, se niegan a naturalizarse, para no perder la nacionalidad de origen. Otro de los puntos controvertidos de la reforma es el hecho de que las medidas aprobadas van unidas a una gran carga burocrática, lo que, se supone, podría acarrear serios problemas administrativos a corto plazo.

Vicente Poveda

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