A la polémica sobre la cobertura de los anticonceptivos en la reforma sanitaria se suma ahora la de los riesgos asociados a algunos de ellos. Y quizá lo más llamativo es que la controversia, planteada primero en foros científicos, ha llegado ahora a la cultura de masas americana de la mano de la revista Vanity Fair y de la actriz y presentadora de TV Ricki Lake.
Desde hace tiempo, las píldoras anticonceptivas de “tercera generación” están bajo sospecha en Gran Bretaña y Alemania, después de que varias investigaciones médicas mostraran los riesgos para la salud asociados a determinadas marcas (cfr. Aceprensa, 15-11-1995). En Francia, la Sanidad pública dejó de financiarlos en 2013 por mayor riesgo de accidentes vasculares graves (cfr. Aceprensa, 10-07-2013).
El National Catholic Register se hace eco de otros estudios recientes. Uno, realizado por médicos indios, revela que el uso prolongado de anticonceptivos orales aumenta la probabilidad de contraer cáncer de mama respecto a las mujeres que no los toman. Otros, publicados en EE.UU., señalan también cierta correlación entre la contracepción oral y el cáncer de mama. Pero el Instituto Nacional del Cáncer en ese país rebaja esta conclusión matizando que esas investigaciones tan solo sugieren que el consumo de anticonceptivos orales “parece incrementar ligeramente el riesgo de cáncer de mama, sobre todo entre las jóvenes”.
La prevención frente a los anticonceptivos también ha llegado a las páginas de Vanity Fair. El pasado enero, la popular revista publicó un extenso reportaje sobre las consecuencias dañinas del dispositivo anticonceptivo NuvaRing, fabricado por la farmacéutica estadounidense Merck.
El reportaje, que ha sido compartido 40.000 veces en Facebook, explica los efectos adversos que supuestamente habrían causado la embolia pulmonar que el año pasado provocó la muerte de Erika Langhart, de 24 años. También cuenta la historia de Megan Henry, una atleta de élite que no pudo competir en los Juegos Olímpicos de Sochi debido a unos coágulos de sangre que habrían sido causados por el dispositivo.
El mes pasado, Merck ofreció pagar 100 millones de dólares para poner fin a la acción colectiva planteada por casi 4.000 personas. Las demandas se basan en que el prospecto de NuvaRing subestima los riesgos del dispositivo. Además de este pleito colectivo, la farmacéutica tiene más de 1.000 pleitos pendientes por el NuvaRing.
La actriz Riki Lake también se ha sumado a la denuncia de los riesgos de los anticonceptivos hormonales. La protagonista de la película Hairspray presentó durante varios años un talk-show muy conocido en EE.UU., y ahora ha decidido producir un documental inspirado en el libro Sweetening The Pill: or How We Became Hooked On Hormonal Birth Control, de Holly Grigg-Spall.
La directora del documental, Abby Epstein, explica lo que pretenden ambas con esta cinta aún por rodar: “Desde que se lanzó al mercado hace cincuenta años, la píldora anticonceptiva se ha identificado con la liberación de la mujer y se ha presentado como una especie de fármaco milagroso. Pero ahora está haciendo que las mujeres enfermen, así que el objetivo de nuestro film es hacer ver a las mujeres los efectos secundarios de este potente fármaco y las inesperadas consecuencias de anular los ciclos naturales de la mujer”.