Pasados cincuenta años del “mayo francés” y los demás sucesos similares de 1968, lo que más importa es comprenderlos y valorar la huella que han dejado hasta hoy. Se los puede interpretar como una rebelión, pero no tanto de excluidos cuanto de acomodados, que trajo un gran cambio social entronizando una libertad más hedonista que heroica.
La tendencia innata de simbolizar, propia del ser humano, se lleva a cabo de mil maneras, por la naturaleza misma del símbolo, que encierra siempre una gran riqueza de significado, imposible de desglosar analíticamente de modo exhaustivo. Eso sucede con el 68, cuya descripción histórica sería inacabable si intentáramos relatar lo que en torno a ese año sucedió, pero que convertido en símbolo no resulta des…
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