La Unión Europea abre sus mercados a los países pobres

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La Unión Europea (UE) ha decidido suprimir todos los derechos de aduana sobre los productos provenientes de los 48 países más pobres, casi todos africanos. La medida se aplicará a todos los productos, excepto las armas, de manera escalonada a partir del año próximo, e incluye una serie de controles para el desarme arancelario gradual en el caso de los plátanos, azúcar y arroz.

La UE es el principal mercado para los productos de estos países, ya que absorbe el 56% de sus exportaciones, por un valor de 8.000 millones de dólares. A pesar del más fácil acceso al mercado europeo, no cabe esperar un gran aumento de las importaciones, habida cuenta de la limitada capacidad productiva de estos países. Las exportaciones de los 48 países no superan el 0,5% de las exportaciones mundiales, con lo cual el gesto de la UE no costará mucho a los Quince.

Algunos economistas han apuntado que las mayores exportaciones de los 48 países van a traducirse en un descenso de las exportaciones de otros países en desarrollo menos pobres, en vez de sustituir a los productos de la UE. Además, los tres productos que podrían competir más con los europeos (azúcar, arroz y plátanos) quedan sometidos a cláusulas de salvaguardia y serán los últimos en el desarme arancelario: el del plátano concluirá en 2006 y el del arroz y el azúcar en 2008. Francia y España fueron los países que pusieron más objeciones a la liberalización, que al final ha sido menos generosa de lo que proponía la Comisión Europea.

La apertura de los mercados de los países industrializados a los países pobres se considera la mejor manera de contribuir a su desarrollo, conforme a la consigna «Trade not aid» (comercio, no ayudas). El Banco Mundial ha estimado que si Norteamérica, Europa y Japón eliminaran sus barreras comerciales a los productos de los países del África subsahariana, las exportaciones de esta región aumentarían un 14% anual.

Una apertura comercial adecuada a las necesidades de los países en desarrollo sería una respuesta a quienes afirman que la globalización solo favorece a los más ricos. Hay que tener en cuenta que mientras los precios de las exportaciones de los países ricos han ido aumentando, los de las materias primas africanas han descendido, como media, un 25% entre 1997 y 1999.

La decisión de la UE puede estimular también a Estados Unidos a mostrarse generoso por su parte con los países pobres. El Congreso debe renovar este año el Sistema de Preferencias que otorga aranceles más bajos para los países en desarrollo, pero contiene numerosas excepciones, entre ellas la de los productos textiles.

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