Que cada nueva generación estará mejor que la precedente no puede darse por descontado. No es así para los jóvenes de hoy, señala Diana Furchtgott-Roth en CapX, sitio del think tank británico Centre for Policy Studies (CPS).
Los jóvenes británicos tienen una tasa de paro (16%) que es casi el triple de la general (5,5%). Es la mayor diferencia registrada en más de 20 años. (También en otros países hay elevado desempleo juvenil.)
Entre los jóvenes con trabajo, hay una alta proporción en puestos de comerciales o de baja cualificación: 45%, frente al 16% de los demás. Y las cotizaciones sociales e impuestos de los jóvenes que trabajan se van en buena parte a financiar servicios para los mayores.
Comprar o alquilar una casa es menos asequible para los jóvenes de hoy también porque las normas de accesibilidad y otras dificultan las promociones de viviendas baratas.
Los que estudian en la universidad acaban la carrera con una deuda media 15.000 libras.
A largo plazo, sobre los jóvenes pesan las obligaciones contraídas por el Estado, que subieron un 51% de 2009 a 2014. Incluidas las pensiones, suponen una carga de 221.000 libras por hogar: una herencia demasiado pesada para dejar a la generación joven.
Por eso, dice la autora, tiene sentido la propuesta de Michael Johnson, del CPS: crear una Oficina para la Responsabilidad Intergenracional. Su misión sería examinar todos los planes sobre impuestos y gasto público, para evaluar el efecto que tendría en los jóvenes. La consulta al nuevo organismo sería obligatoria, aunque las recomendaciones no serían vinculantes.