Esqueleto de neandertal (reconstruido) | CC Eden, Janine and Jim
Justo 150 años después de haberse descubierto “el hombre de neandertal”, el paleogenetista sueco Svante Pääbo (Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig) anunció el mes pasado que su equipo había logrado secuenciar por primera vez un pequeño fragmento de ADN nuclear de neandertal. Desde que en 1856 se descubrieron en Alemania los primeros fósiles de esta especie humana, desaparecida hace unos 28.000 años, no ha cesado el debate sobre el lugar que ocupa en la evolución de la humanidad.
¿Qué relación hay entre los neandertales y nosotros? Para unos, los cromañones y los neandertales son dos especie distintas que no pueden producir híbridos fértiles, de modo que nosotros descendemos íntegramente de los primeros, cuyo origen se halla en África. Según otros, unas poblaciones de humanos anatómicamente modernos, originarios del continente africano, llegaron a Europa hace poco más de 40.000 años y se mezclaron con los neandertales dando lugar a los humanos modernos (nosotros). La primera hipótesis, que propugna el reemplazamiento progresivo de los neandertales por los cromañones, es la llamada “Out of Africa“ o “Arca de Noé”. La segunda se conoce como “hipótesis del candelabro” o “modelo multirregional”.
Como el estudio del contexto paleoantropológico y arqueológico no lograba resolver la cuestión, se recurrió al análisis de ADN mitocondrial (ADNmt) antiguo. Desde que en 1997 el equipo de Pääbo y Matthias Krings publicó la primera secuenciación de ADNmt de neandertal, se abrió una vía que parecía ser clave. El resultado de estos estudios (y de otros muchos que siguieron) apoyaba la hipótesis del reemplazamiento de los neandertales a cargo de unas poblaciones de origen africano reciente (ver Aceprensa 92/03).
Pero los multirregionalistas alegaban, con razón, que el estudio de ADNmt (transmitido exclusivamente por vía materna) jamás podría ser concluyente, puesto que los neandertales podrían haber contribuido a nuestro genoma con genes de ADN nuclear de los varones. También aducían que los fragmentos secuenciados eran extremadamente cortos (las dificultades para estudiar ADNmt antiguo son enormes, pues por un lado es muy difícil que se conserve y, por otro, es harto complejo recuperar un fragmento sin contaminarlo). Pero lo cierto es que la mayoría de los trabajos que se publicaban arrojaban conclusiones que corroboraban la hipótesis «Out of Africa».
Recuperar ADN nuclear antiguo es todavía mucho más difícil, pero también da más información. Aunque aún no se ha publicado el resultado del estudio de esta primera secuenciación, Pääbo ya ha adelantado que los resultados sugieren que los neandertales eran una especie distinta a la nuestra, de modo que no descendemos de ellos. Sin embargo, no es una conclusión definitiva, pues la secuenciación de otros fragmentos podría indicar lo contrario. Por ello, Pääbo ha anunciado que su equipo está trabajando en un ambicioso proyecto orientado a la obtención del genoma neandertal en un plazo de diez años. Tal vez entonces se pueda resolver la difícil cuestión de la relación de los neandertales con nosotros. Entre tanto se está formando un banco de ADN nuclear y mitocondrial antiguo de cromañones y neandertales para ir cotejando las muestras en espera del test definitivo.