Veintitrés años después de que naciera el primer «bebé probeta», se empieza a comprobar que los niños nacidos por técnicas de reproducción asistida presentan mayor riesgo de anomalías que los concebidos de forma natural. Así lo indican tres estudios publicados en el último mes.
El primero (1), aparecido en The Lancet (9-II-2002), fue realizado conjuntamente en Suecia por las asociaciones de pediatras y ginecólogos y la Comisión Nacional de Salud. Concluye que los niños nacidos por fecundación in vitro con transferencia de embrión (FIVET) tienen 2,5 veces más posibilidades de sufrir parálisis cerebral que los concebidos normalmente. Si se tienen en cuenta los trastornos de cualquier clase, el factor de incremento de riesgo es 1,7.
Se sabía que la FIVET está asociada con mayores tasas de anomalías porque provoca con más frecuencia embarazos múltiples, falta de peso al nacer y partos prematuros. De hecho, el estudio descubre que el aumento de riesgo se reduce cuando se excluyen de la comparación los embarazos múltiples por FIVET o naturales. Pero aun así hay diferencia, y por eso los investigadores afirman que «la FIVET contribuye de manera independiente al riesgo de desarrollar parálisis cerebral».
Además, la falta de peso al nacer es más frecuente en los niños concebidos por FIVET aun descontando los embarazos múltiples. Es lo que señala una investigación (2) realizada por la División de Salud Reproductiva de los Centros de Control de Enfermedades (Estados Unidos), que ha publicado el New England Journal of Medicine (NEJM) el pasado 7 de marzo. Los expertos comparan los niños nacidos por FIVET en Estados Unidos entre 1996 y 1997 con los nacidos en 1997 sin reproducción asistida. Los datos revelan que, entre los que nacieron de embarazos de feto único tras 37 semanas o más de gestación, para los concebidos por FIVET la tasa de falta de peso al nacer es 2,6 superior a la general. En cambio, en el caso de los embarazos múltiples, no hay diferencia significativa entre la FIVET y la concepción natural.
Finalmente, el NEJM publica en el mismo número otro estudio (3), elaborado por el Instituto de Salud Infantil de la Universidad del Oeste de Australia, que analiza tres registros con datos de niños nacidos por técnicas de reproducción asistida entre 1993 y 1997. Descubre que estos niños tienen riesgo doble de presentar deficiencias congénitas, comparados con los concebidos naturalmente.
Así, en el primer año de vida se diagnosticaron defectos congénitos importantes (cromosómicos, músculo-esqueléticos…) al 8,6% de los niños nacidos por inyección intracitoplásmica de esperma (ICSI) y al 9% de los nacidos por FIVET. En cambio, la tasa para una muestra de niños concebidos de forma natural es la mitad: 4,2%.
Los estudios citados no son definitivos, pues hallan correlaciones estadísticas pero no causas. Existe, sin embargo, una hipótesis para el caso de la ICSI. Un artículo (4) publicado el año pasado en The Lancet advierte que la ICSI supone saltarse las barreras que la naturaleza ha dispuesto para que solo puedan fecundar el óvulo los espermatozoides de mejor calidad.
______________________________(1) B. Strömberg et al., «Neurological sequelae in children born after in-vitro fertilisation: a population-based study», The Lancet 2002; 359: 461-465.(2) L.A. Schieve et al., «Low and very low birth weight in infants conceived with the use of assisted reproductive technology», NEJM 2002; 346: 731-737.(3) M. Hansen et al., «The risk of major birth defects after intracytoplasmic sperm injection and in vitro fertilization», NEJM 2002; 346: 725-730.(4) S. Oehninger, «Place of intracytoplasmic sperm injection in management of male infertility», The Lancet 2001; 357: 2068-2069.