El 18 de septiembre se presentó el informe «Cisneros X», sobre violencia y acoso escolar en España. Fue dirigido por Araceli Oñate, directora del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo (IIEDDI), e Iñaki Piñuel, profesor de la Universidad de Alcalá. Lo patrocina el mismo IIEDDI, que organiza cursos sobre acoso laboral («mobbing»).
La principal y alarmante conclusión del informe es que casi uno de cada cuatro alumnos (el 23,2%) de 2º de Primaria a 1º de Bachillerato (de 7 a 17 años) sufre algún tipo de acoso escolar. De ellos, la cuarta parte (unos 250.000) son víctimas de violencia o acoso «muy intenso», que en la mitad de los casos tiene consecuencias psicopatológicas. Sorprendentemente, el acoso se da sobre todo a las edades más tempranas y va reduciéndose en los cursos posteriores: entre los alumnos de 7-8 años es cuatro veces más frecuente que en Bachillerato, etapa en que baja al 11%.
El informe ha causado asombro y suscitado críticas. José M. Lacasa señala en el semanario «Magisterio» (27-09-2206) que «ningún estudio nacional o internacional hasta la fecha había cifrado la incidencia del acoso escolar en más del 5%». La elevada estimación de «Cisneros X» puede deberse a fallos metodológicos.
Ante todo, es dudoso que la muestra sea representativa. Un primer motivo de sospecha, observa Lacasa, es que en cada comunidad autónoma, el número de alumnos encuestados no guarda proporción con el total. Por ejemplo, el porcentaje de alumnos incluidos en la muestra de Aragón cuadriplica al de Castilla La Mancha, y el estudio no justifica el desequilibrio ni presenta medidas de corrección.
Por otra parte, los autores del informe consignan el número de aulas (1.150) en que se realizó la encuesta, pero no facilitan datos de los centros educativos a que corresponden: ni el número, ni la distribución según la titularidad pública o privada, ni cómo se seleccionaron, ni el nivel socioeconómico de las zonas donde se ubican. En consecuencia, no es posible valorar con qué exactitud los resultados de la encuesta son extrapolables a la población escolar total.
En segundo lugar, el informe se basa en las respuestas de los alumnos encuestados, lo cual resulta problemático en el caso de los más pequeños. En la encuesta, los niños de 7-8 años dicen ser los más acosados; pero es muy posible que carezcan del suficiente juicio para comprender bien el cuestionario y contestar con objetividad.
Finalmente, el informe emplea una definición de acoso muy amplia, que incluye el empleo de motes o los insultos.
Lacasa recuerda que anteriores informes «Cisneros» del IIEDDI también fueron objeto de críticas. Este mismo año, «Cisneros VIII» afirmó que el 73% de los profesores que enseñan en centros públicos de Madrid están «gravemente estresados» y uno de cada tres sufre violencia «de manera frecuente». En aquel caso, se reprochó a los autores defectos de la muestra, ambigüedades en el cuestionario y acumulación de respuestas diversas en una misma categoría de resultados (cfr. «Magisterio», 17-05-2006).
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