No hay esperanza para el Worldwatch Institute

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«Cuando empezamos nuestros informes anuales en 1984 -dice Lester Brown, presidente del Worldwatch Institute (WI) en El estado del mundo 2000, que acaba de publicar-, teníamos la esperanza de hacer uno optimista al empezar el siglo XXI». En efecto, hasta ahora el WI nos ha asustado cada año con alguna calamidad: carestía de cereales en China (1995), sobreexplotación de los recursos naturales a causa de la expansión económica mundial (1998), reducción de la superficie cultivable (1999)… Ante semejantes alarmas, el principal motivo de esperanza siempre ha sido que las tristes predicciones del WI nunca se han hecho realidad. Pero esto no ha bastado para infundir esperanza al propio Lester Brown ni a su instituto, que han perseverado en su oficio de nereidas.

Quedaba por ver si este año el WI se daría un respiro. El último informe destaca que en el mundo está subiendo rápidamente el número de personas que comen mucho. Después de tantos años advirtiendo que la Tierra no podrá alimentar a su creciente población, ¿habrá encontrado por fin el WI satisfacción a sus esperanzas? Pero omnis saturatio mala, como decía a Sancho Panza su médico en la ínsula de Barataria. También eso es motivo de alarma: 1.200 millones de personas, dice el informe, comen demasiado, y son ya «probablemente el grupo de malnutridos que aumenta más deprisa», también -y ya es desanimante- en los países en desarrollo. En China, por ejemplo, como no hubo la carestía de cereales anunciada por el WI, la tasa de obesos ha pasado del 9% al 15% en la última década.

No acaban ahí las desgracias humanas. Otros 1.200 millones de personas están subnutridas. Este grupo sí que crece deprisa, al menos en las cuentas del WI, que añade 400 millones a la última estimación de la FAO (ver servicio 156/99). Y, por si faltara algo, el WI descubre 2.000 millones de personas que pueden parecer bien alimentadas, pero padecen insuficiencia de vitaminas y minerales imprescindibles. El informe los llama los «hambrientos ocultos». Son una curiosa magnitud estadística; pero detectar hambrientos que están ocultos es algo que solo Lester Brown es capaz de lograr.

En cualquier caso, el mensaje de Lester Brown es claro: si comemos poco, malo; si comemos mucho, también; pase lo que pase, más a mi favor. Así puede decir en su último informe que sus esperanzas no se han cumplido, sino que «ha aumentado la lista de tendencias preocupantes». Resulta muy difícil curar de pesimismo a quien se empeña en ver lo malo de lo bueno y no recuerda qué fue de las desgracias que predijo.

Rafael Serrano

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