Breves notas sobre algunas películas que se estrenan el 15 de abril.
El secreto de una obsesión
Secret In Their Eyes
Director: Billy Ray. Guion: Billy Ray (novela: Eduardo Sacheri). Intérpretes: Chiwetel Ejiofor, Julia Roberts, Nicole Kidman, Dean Norris, Michael Kelly, Lyndon Smith, Zoe Graham, Don Harvey, Frankie Sims, Patrick Davis. 111 min. Jóvenes-adultos. (DV)
Hace seis años el argentino Juan José Campanella ganaba el Oscar por El secreto de sus ojos, un adusto y seco thriller policiaco –tirando a cine negro– interpretado por un Ricardo Darín en estado de gracia. La industria norteamericana no tardó en comprar los derechos y adaptar la película con un reparto de lo más hollywoodiense liderado por Julia Roberts y Nicole Kidman.
Aunque estamos ante un thriller correcto y bien interpretado, no deja de ser una copia a años luz del original. La “argentinidad” de El secreto de sus ojos –con sus policías corruptos, la locuacidad porteña, el tono psicológico que los argentinos dan a todo lo que tocan, etc.– era parte de la fuerza de la película, y la adaptación al paisaje americano –con una inverosímil trama de terrorismo islámico como arranque de la trama– no funciona. Ana Sánchez de la Nieta.
Mi amor
Mon roi
Director: Maïwenn. Guion: Maïwenn y Etienne Comar. Intérpretes: Vincent Cassel, Emmanuelle Bercot, Louis Garrel, Ludovic Berthillot, Félix Bossuet, Camille Cottin. 125 min. Adultos. (DX)
La actriz Maïwenn, en su faceta como gu|no-print}}ionista y directora, no resulta nada acomodaticia. Lo probó en Polisse, sobre la rutina diaria de la brigada policial de menores, y vuelve a hacerlo aquí con una singular historia de amor, que descoloca inicialmente en sus modos narrativos, pues la trama discurre en dos tiempos.
La película está atravesada de una enorme vitalidad, extrema incluso; su pareja protagonista parece deseosa de vivir eufóricamente su relación y de tener un hijo. Pero –leitmotiv de la película– lo que les acerca es lo que les aleja, pues en los excesos se odian hasta distanciarse el uno de la otra, momento en que, desde cierta lejanía, vuelven a sentirse atraídos, acción-reacción propia de la inmadurez, que no se sabe adónde les puede llevar. Esta tortuosa historia de amor subraya un anhelo de felicidad inefable, que asoma en momentos sencillos, y en cambio puede cobrar formas groseras, dictadas por la superficialidad y el consumo de sustancias, que acaban pasando factura. José María Aresté.