Desde sus orígenes, la universidad se ha entendido bien con la controversia. Y todavía hoy los debates siguen entusiasmando a los estudiantes. Pero algunos casos recientes del Reino Unido y Estados Unidos ponen de manifiesto que la libertad para debatir incomoda a quienes aceptan sin fisuras el progresismo establecido.
Una versión de este artículo se publicó en el servicio impreso 37/14
En su monumental obra Historia de la educación occidental, James Bown explica que en el siglo XIII la argumentación y la disputa se usaban como métodos ordinarios en las primeras universidades de París, Salerno o Bolonia. Los debates o quaestiones disputatae permitían a los alumnos comprender los argumentos a favor y en contra de la polémica de turno.
Pero…
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