En un documento publicado el 4 de diciembre, la Santa Sede respalda los criterios fijados por la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales sobre la incorporación a la Iglesia Católica de los sacerdotes anglicanos que han manifestado su voluntad de adherirse al Catolicismo. Se habla de que son unos ciento cincuenta, junto al obispo Graham Leonard. La ruptura de esos pastores con la Comunión Anglicana se agudizó después de que, en noviembre de 1992, el sínodo diera luz verde a la ordenación de mujeres, decisión que fue ratificada por el parlamento el pasado 20 de noviembre.
Una delegación de los obispos católicos de Inglaterra y Gales, encabezada por el cardenal Hume, se reunió en el Vaticano los días 3 y 4 de diciembre con representantes de la Curia Romana y fue también recibida por Juan Pablo II.
Tras la reunión, se dio conformidad a los dos documentos elaborados por los obispos británicos en abril y noviembre de este año, donde se fijan cinco criterios esenciales, aceptados por las personas interesadas:
– Los clérigos anglicanos recibirán una nueva ordenación sacerdotal, después de un prudente período de «discernimiento personal» y de «selección» por parte del obispo católico local. Con la nueva ordenación, se desea evitar «dudas de conciencia sobre la validez del propio sacerdocio», pues no siempre el sacerdocio anglicano conserva la sucesión apostólica.
– Se estudiará el caso de los clérigos anglicanos casados (se estima que son aproximadamente la mitad), quienes podrán, en casos excepcionales, seguir ejerciendo el sacerdocio. No sería la primera vez que esto ocurre en la Iglesia latina. En todo caso, «el celibato no está en discusión». Es la regla entre los católicos de rito latino y «una muestra del pleno amor de Cristo por su Iglesia». Se trata además de un «principio compartido» por parte del clero anglicano.
– La incorporación a la Iglesia Católica es un proceso personal, no colectivo. Se trata de llegar a la plena integración, pero siguiendo un proceso gradual, adaptado a las situaciones concretas. Se entiende, pues, que la Iglesia católica no va a reconocer un rito particular anglicano ni un estatuto jurídico peculiar para los anglicanos que se incorporen al catolicismo.
– Con esta actitud de acogida, la Iglesia Católica sale al paso de un problema de conciencia de algunas personas. No se trata, por tanto, de una negación del ecumenismo. Así lo ha entendido también la jerarquía anglicana.
– Los obispos piden a todos los fieles católicos que faciliten la integración de los fieles provenientes de la Comunión Anglicana.
Los documentos fijan también algunos aspectos prácticos (formación catequética, establecimiento de una comisión mixta entre obispos católicos y anglicanos, etc.), y subrayan que a los candidatos se les pide la plena aceptación de la autoridad del Papa en materias de fe y moral, y de los obispos en comunión con la Sede de Pedro.
Según explicó el portavoz vaticano, la decisión de estos clérigos anglicanos no ha sido simplemente consecuencia del rechazo al sacerdocio femenino, sino algo que han madurado durante tiempo: «vivían ya como católicos». Sobre la polémica decisión del sínodo anglicano, «estos sacerdotes se preguntan, más bien, con qué autoridad ha decidido la jerarquía anglicana», pues consideran que fue el mismo Jesucristo quien quiso el sacerdocio conferido sólo a los varones, y que eso no puede cambiar.