Cada vez más personas infectadas por el VIH reciben tratamiento con antirretrovirales. Pero las nuevas infecciones de adultos han dejado de bajar en los últimos cinco años e incluso han crecido en algunas regiones por falta de cambios de las conductas. Esto ha despertado la alarma en la Conferencia Internacional sobre el Sida que se celebra en Durban (Sudáfrica).
La Conferencia de Durban, en la que participan 18.000 científicos, clínicos, gestores y organizaciones de la sociedad civil, constata una situación ambivalente de la epidemia, que afecta a 37 millones de personas en el mundo. Desde el punto de vista terapéutico, ha habido un avance notable en el acceso al tratamiento antirretroviral, que en 2015 recibían 15 millones de personas mientras que en 2000 solo llegaba a un millón. Las infecciones de niños y adolescentes también se han reducido, aunque todavía 150.000 son infectados cada año, particularmente en África.
En los últimos cincos años no ha habido avances significativos en la prevención de nuevas infecciones
En cambio, el número de nuevas infecciones entre adultos apenas ha descendido en los últimos cinco años: se mantiene estable en torno a 1,9 millones anuales, e incluso está creciendo en algunas regiones. Así lo pone de manifiesto el nuevo informe de ONUSIDA, Prevention Gap Report.
Grupos con más riesgo
Según datos de 2014, el 35% de las nuevas infecciones por VIH se concentran en algunos grupos de riesgo, como se viene viendo en los últimos años (ver artículos relacionados). Se estima que los hombres que mantienen relaciones homosexuales corren un riesgo 24 veces mayor de infectarse por el VIH que la población general; las prostitutas, 10 veces más; los transexuales, 49 veces más; los usuarios de drogas inyectables, 24 veces más; y los encarcelados, 5 veces más.
El objetivo de la lucha contra el sida es poner fin a la epidemia de aquí a 2030. Pero la realidad es que en los últimos cincos años no ha habido avances significativos en la prevención de nuevas infecciones.
En Europa Oriental y en Asia central ha habido un aumento del 57% anual de nuevas infecciones. La epidemia afecta especialmente a Rusia y se concentra en los grupos de riesgo, especialmente en los usuarios de drogas inyectables.
Después de años de descenso, las nuevas infecciones de adultos en Latinoamérica crecieron un 2% desde 2010. En el Medio Oriente y norte de África, un 4%. En África Occidental y Central, declinaron marginalmente, y en África Oriental y del Sur bajaron un 4%.
Las nuevas infecciones entre homosexuales han crecido un 17% entre 2010 y 2015 en Europa Occidental y un 8% en Norteamérica
En Europa Occidental y Norteamérica, donde el problema no es el acceso a los medios de prevención, en torno a la mitad de las nuevas infecciones se concentra en los hombres que tienen sexo con otros hombres. Aunque una buena parte de las campañas de prevención se concentra en este grupo, no están dando resultados. Mientras las nuevas infecciones descienden entre la población en general, entre los homosexuales han crecido un 17% entre 2010 y 2015 en Europa Occidental y un 8% en Norteamérica.
Motivos de alarma
El hecho de que el descenso de las nuevas infecciones se haya frenado, despierta la alarma. Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA, afirma: “Si hay un resurgimiento de las nuevas infecciones ahora, será imposible controlar la infección”.
A falta de una vacuna, en Durban se ha propuesto desarrollar la llamada profilaxis pre-exposición (PrEP, en inglés), que consiste en medicar por anticipado a personas de grupos de mayor riesgo aunque no estén infectadas. Se trata de administrar antirretrovirales a personas seronegativas antes de tener relaciones sexuales sin protección, ya sea por su propia voluntad o por imposición de su pareja. Pero, aparte de que los antirretrovirales tienen efectos secundarios gravosos, también es llamativo que se trate como enfermo a quien podría prevenir el contagio con un cambio de conducta.