En la Unión Europea (excluidos los diez nuevos miembros, o UE-15) la tasa de pobreza es del 15%, según un estudio recién publicado por Eurostat. Más exactamente, ese 15% es la parte de la población «en riesgo de pobreza», según la definición oficial, o sea las personas cuya renta disponible es menos del 60% de la media de cada país. En el conjunto de la UE-15, el umbral está en 17.332 euros anuales para un hogar compuesto de matrimonio y dos hijos, y en 8.253 euros para un hogar unipersonal (sumas calculadas según la paridad de poder adquisitivo). Por países, la tasa varía desde el 9% de Suecia hasta el 21% de Irlanda (ver cuadro).
Ahora bien, estar «en riesgo de pobreza» no significa necesariamente ser pobre, advierte Eurostat. Por eso se ha calculado la tasa también con arreglo a otros umbrales, con los siguientes resultados: 5% para la UE-15 si se toma el 40% de la renta media, el 9% si se toma el 50% y el 23% si el umbral se coloca en el 70%. En todo caso, la tasa mide la pobreza relativa, y no es comparable a las halladas en EE.UU. o Rusia (cfr. servicio 118/04).
Estas tasas de la UE-15 corresponden al año 2001. Pero la pobreza no tiene por qué ser una situación permanente, por lo que Eurostat ha calculado además el «riesgo persistente de pobreza», es decir el porcentaje de población que estaba en riesgo de pobreza en 2001 y también en al menos dos de los tres años precedentes. En ese caso está el 9% de los habitantes de la UE-15. Todas las tasas nacionales de riesgo persistente son inferiores a la del riesgo en 2001, sobre todo en España (9 puntos porcentuales menos).
Como es normal, la pobreza relativa es menor en los países más ricos. Pero la correspondencia no es exacta, entre otras cosas porque la riqueza puede estar más o menos concentrada. Por ejemplo, Luxemburgo, que es el país con mayor PIB por habitante, tiene más pobreza relativa que otros cinco, que son más igualitarios. La desigualdad de rentas se suele medir con el coeficiente Gini, cuyo valor está entre 0 (igualdad perfecta) y 100 (si toda la renta nacional estuviera en manos de una sola persona). El coeficiente Gini para la UE-15 es 28, mucho menor que el de EE.UU. (40,8), el más alto de los países industrializados. Entre los Quince, la desigualdad va del 22 en Dinamarca al 37 en Portugal. Los países con menor riesgo de pobreza son también, en general, los más igualitarios. La excepción es Irlanda, el país con mayor pobreza relativa, que tiene un índice de desigualdad solo 1 punto superior a la media (y el segundo mayor PIB por habitante de la UE).
Un factor que favorece la igualdad y reduce el riesgo de pobreza son las políticas de redistribución. Para estimar su efecto, el estudio compara la tasa real de riesgo de pobreza con la que habría de no mediar transferencias de renta (deducciones fiscales, subsidios, pensiones…). La diferencia entre una y otra refleja la «generosidad» de la providencia pública. En el conjunto de la UE-15, la tasa antes de todas las transferencias es 24 puntos más alta que la real. La mayor diferencia se da en Luxemburgo y Alemania, con 28 puntos, y la mínima, en Irlanda (15). También se observa aquí una correspondencia entre riesgo de pobreza bajo y transferencias altas, con la notable excepción de Finlandia, donde el efecto de la redistribución es bastante corto (19 puntos).
El efecto de las pensiones es mayor que el de las demás transferencias de renta en todos los países, con las excepciones de Dinamarca, Irlanda y Gran Bretaña. En el extremo contrario están los cuatro países del sur (Italia, Grecia, España y Portugal), donde las pensiones son más de tres cuartos de todas las transferencias. Este contraste refleja las diferencias en las tasas de actividad y también en la generosidad de los subsidios familiares y otros gastos sociales.
Finalmente, no todas las personas tienen igual riesgo de pobreza. En el conjunto de los Quince, la tasa es mayor para las mujeres (17%) que para los hombres (14%), y es también más alta para las personas menores de 25 años o mayores de 65 (19%) que para las de edades intermedias (12%). Según el tipo de hogar, el grupo con más riesgo es el de padre o madre sola con al menos un hijo a su cargo (35%), seguido de las personas que viven solas: 32% para los menores de 30 años y 29% para los mayores de 65.