Tras el diagnóstico, los remedios para un nuevo curso
El próximo curso escolar se va a poner a prueba el intento de rectificar el tramo más conflictivo de la enseñanza española: el comprendido entre los 14 y los 16 años. El curso pasado terminó con una clara señal de alarma: el Diagnóstico General del Sistema Educativo (1) publicado el pasado junio por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) mostraba que el rendimiento académico era claramente insatisfactorio y que apenas se buscaba la excelencia.
La finalidad de este Informe, encargado por el Ministerio de Educación, era conocer las carencias del sistema educativo con el fin de definir estrategias que eleven su calidad. En España, hasta ahora, sólo se habían publicado experimentos parciales y poco científicos.
EL INCE ha repetido por activa y por pasiva que su Informe no es ningún juicio a la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), ya que cuando se realizó (1997 y primeros meses de 1998), el nuevo sistema educativo se encontraba en proceso de implantación y todavía convivía con el anterior (el BUP y la Formación Profesional).
Se han obtenido datos válidos y fiables del rendimiento de los alumnos de 14 y 16 años. No se ha calificado a los alumnos, sino que se ha señalado lo que saben y lo que no saben respecto de las materias examinadas en ambas edades, de manera que puede apreciarse la progresión del aprendizaje.
Para la elaboración de este Informe se ha contado con la participación de los padres, profesores y alumnos. Los alumnos han tenido que realizar pruebas de Matemáticas, Comprensión Lectora, Gramática, Literatura, Ciencias de la Naturaleza, Geografía, Historia, Ortografía y Expresión Escrita, es decir, aquellas materias que se consideran básicas. En total han participado cerca de 50.000 alumnos. Más de 3.000 profesores han respondido a diferentes cuestionarios sobre funcionamiento de los centros, planes de estudios y métodos de enseñanza. Por su parte, en torno a 12.000 padres y madres han respondido a una encuesta sobre las relaciones entre la familia y el sistema educativo.
Bajo en rendimiento
Entre los alumnos de 14 años, sólo un 30% alcanza los niveles satisfactorios, mientras que un 25% tiene resultados claramente insatisfactorios. Entre los de 16 años, el 22,5% se sitúa en un nivel aceptable sin reservas, y el 33% tiene resultados muy alejados del mínimo aceptable.
El profesorado concede especial importancia a las áreas de Matemáticas y de Lengua, para las que desearía un horario más amplio. Esta demanda del profesorado puede relacionarse con los insatisfactorios resultados de los alumnos en estas materias. Los alumnos de 14 y 16 años presentan bastantes lagunas a la hora de comprender el mensaje de un texto literario o informativo. También tienen muchas dificultades para elaborar por escrito una nueva información. Desconocen la historia de la literatura y no distinguen las funciones sintácticas en las oraciones subordinadas.
En Ortografía, los resultados son patéticos. Que los alumnos aprendan a poner los acentos parece una empresa imposible, y muchos profesores no los exigen en las redacciones ni en los exámenes, en donde se ha optado descaradamente por el de tipo test, más fácil de corregir. Como se afirma en el Informe, «se pone en evidencia un bajo nivel ortográfico, una mala puntuación, un bajo nivel de vocabulario, una construcción de párrafos inadecuada y una ausencia de articulación de las distintas partes de los textos, que dificulta su lectura».
En las pruebas de Matemáticas, el porcentaje medio de respuestas correctas es un 44% a los 14 años y un 49% a los 16. En conjunto, concluye el informe, «los niveles de rendimiento alcanzados tanto a los 14 como a los 16 años en ningún caso se aproximan a los que serían deseables». Los alumnos obtienen mejores resultados en Geografía que en Historia, asignatura que motivó durante el curso pasado una agria polémica a propósito del frustrado proyecto de Decreto de Humanidades. Según este Informe, un tercio de los escolares posee un deficiente conocimiento de la Historia, curiosamente con peores resultados en la Historia Contemporánea que en Prehistoria. Un 79,3% de los alumnos de 16 años no conoce la evolución de las ideas y acontecimientos más sobresalientes desde el siglo XIV hasta nuestros días.
El profesorado manifiesta claras reticencias a la promoción automática de los alumnos.
En sus conclusiones, el Informe considera preocupante el bajo rendimiento escolar de los alumnos españoles a lo largo de la escolaridad obligatoria. José Luis García Garrido, director del INCE, habla de la aparición de un nuevo tipo de alumnos con la prolongación de la enseñanza obligatoria: el «objetor escolar», es decir, el alumno de 14, 15 o 16 años que no tiene ningún interés por estudiar pero que, por imperativo legal, todavía debe seguir matriculado en un centro de enseñanza. Estos alumnos también suelen provocar problemas de indisciplina.
No se busca la excelencia
«Ni la escuela española de hoy parece preocuparse por la búsqueda de excelencia, ni parece tampoco preocuparse la sociedad española en su conjunto».
Vistos los resultados generales, gran parte de los alumnos (alrededor de un 41-42% tanto en los de 14 años como en los de 16) se sitúa, dice el informe, «en una ancha banda de resultados dudosos, discutibles, que en el mejor de los casos podríamos catalogar de mediocres». El número de alumnos que destaca por encima de lo considerado satisfactorio es muy reducido en todas las escalas de rendimiento.
La interpretación que hace el INCE de este exiguo porcentaje es que «el cultivo de la excelencia en las escuelas españolas es, hoy por hoy, bastante reducido, quizás, parcialmente, a causa del esfuerzo que ocasiona al profesorado el conseguir por lo menos cotas de mediana satisfacción».
Para el INCE, la conclusión es que «nuestras escuelas tienen un rendimiento muy por debajo del que sería esperable y exigible en función de los medios que se destinan».
En qué destacan chicos y chicas
Las alumnas superan a los alumnos en el área de Lengua y éstos a aquéllas en la de Matemáticas. Las diferencias en Lengua tienden a disminuir y las de Matemáticas a aumentar en el paso de los 14 a los 16 años.
Según el Informe, entre los chicos y las chicas se dan diferentes ritmos de desarrollo que influyen tanto en la evolución de sus capacidades y en los intereses por diferentes materias, como en lo que se refiere al proceso de estudio y aprendizaje. Como se comprueba en el Informe, de manera sistemática las alumnas muestran un mayor nivel de conocimientos en Comprensión Lectora, Gramática y Literatura tanto en los 14 como en los 16 años. Por su parte, los alumnos obtienen mejores resultados en las mismas edades en Matemáticas, Geografía e Historia. En Ciencias de la Naturaleza el rendimiento es muy similar.
Las mayores diferencias se dan, por este orden y a favor de los alumnos, en las asignaturas de Geografía e Historia y Matemáticas en los 16 años. Las alumnas consiguen su mayor ventaja en Comprensión Lectora a los 14 años gracias al mayor desarrollo del lenguaje en las chicas a esta edad.
Por lo que se refiere a la participación en actos de indisciplina y violencia escolar, los chicos son más problemáticos, aunque llama la atención el progresivo aumento de chicas implicadas en actos de este tipo.
Diferencias entre centros públicos y privados
Los resultados son algo mejores en los centros privados que en los públicos, diferencia que no se explica sólo por el distinto nivel sociocultural de los alumnos.
Las comparaciones entre la enseñanza pública y privada están sometidas a muchas variables. En primer lugar, el Informe señala que en muchos institutos públicos se ha anticipado la implantación de la ESO y del nuevo Bachillerato, mientras que en la enseñanza privada se ha seguido el calendario oficial. El Informe también advierte que los factores socioculturales tienen clara incidencia en el rendimiento de los alumnos, tanto en los centros públicos como en los privados.
En los centros privados, las condiciones socioculturales (nivel de estudios de los padres y recursos culturales presentes en el hogar) suelen ser más favorables que en los públicos, aunque las diferencias se han acortado en los últimos años. En consonancia con ello, el rendimiento escolar en todas las materias evaluadas es ordinariamente superior en el sector privado tanto a los 14 como a los 16 años. Sin embargo, aun descontado el peso de las diferencias socioculturales, todavía hay un margen a favor de los centros privados, cuyas causas el informe no se atreve a aventurar.
También es significativo que cuando la incidencia de los factores socioculturales en el rendimiento se consideran por separado en los centros públicos y privados, hay diferencias más acusadas dentro del sector público que dentro del privado. El estudio sugiere que «los centros privados amortiguan en mayor medida el efecto de estos factores sobre el rendimiento de los alumnos». Es decir, estarían contribuyendo más a la igualdad de oportunidades.
La imagen del profesor
Existe una visión bastante positiva del profesorado, de su identidad y de su actuación, en la que coinciden los padres, la sociedad y los mismos profesores, aunque estos últimos no lo perciben así.
La gran mayoría de los profesores «se consideran identificados con su profesión», que califican como una tarea vocacional de alta repercusión social. Sin embargo, también se aprecia una aguda crisis «provocada sobre todo por las nuevas exigencias que la sociedad parece echar continuamente encima de los hombros de los profesores, al convertir determinados problemas sociales (paro, droga, crisis de valores, delincuencia juvenil, etc.) en problemas educativos».
Un elevado porcentaje de profesores (más los que proceden de la anterior Educación Secundaria que los de la antigua Educación General Básica) opina que no han sido preparados para estas funciones y que tienen importantes carencias en aspectos pedagógicos claves, como la programación y evaluación de la enseñanza, el trato con adolescentes, la organización escolar, etc.
El INCE señala también como un rasgo preocupante del sistema educativo español la denuncia que hace el profesorado de una insuficiente formación inicial y continua, lo que repercute en las tareas que la sociedad exige hoy día a los profesores.
Teoría y práctica de la participación
El Consejo Escolar es mayoritariamente bien valorado, si bien no es suficientemente conocido por un buen número de padres. La participación real de los padres y madres en la vida escolar es baja.
En este terreno vuelven a repetirse las diferencias entre la teoría y la práctica. Si todos dicen estar satisfechos con el diseño de la participación, en la práctica los que participan en la vida escolar, de manera especial los padres y las madres, son muy pocos. De entrada, tanto los profesores como los padres aceptan mayoritariamente que el Consejo Escolar sea la pieza clave que canalice la participación y el gobierno de los centros. Los profesores son partidarios de que sea el claustro de profesores quien elija al director y no el Consejo Escolar, aunque todos apoyan que se potencie la formación específica para los que aspiren a ocupar este puesto directivo.
Clima de convivencia en los centros
El clima de convivencia en los centros es en general bueno, pero se están produciendo situaciones conflictivas sobre todo en centros públicos suburbanos.
Entre el alumnado de 14 a 16 años es donde se concentran los casos más conflictivos, que se han multiplicado en los últimos años. En líneas generales, el clima de convivencia es bastante bueno, aunque conviene potenciar los planes de prevención. El INCE encuentra síntomas preocupantes que pueden empeorar el clima de convivencia escolar que existe en la actualidad. Ahora mismo no puede decirse que las escenas de indisciplina, el vandalismo y las agresiones morales y físicas a los profesores y entre los propios alumnos, que se dan sobre todo en los centros públicos de zonas suburbanas, son episodios aislados y excepcionales. Es verdad que la situación no tiene nada que ver con la de otros países -Estados Unidos o Francia, por ejemplo-, pero la multiplicación de casos exige la adopción de medidas preventivas (ver servicios 99/97 y 78/98).
En los centros privados existe una mayor sensibilidad a la hora de hacer frente a estos problemas. Para el Informe, «las dos causas principales que alimentan el clima de conflictividad son el desinterés de parte del alumnado por sus estudios y la existencia de problemas familiares». El Informe apoya como una de las medidas que los centros educativos expliciten las normas de convivencia que todos deben respetar.
Padres: más clientes que colaboradores
La familia española confía en la escuela y en sus profesionales. Sin embargo, su conocimiento real de los problemas educativos es escaso.
Muchos padres (un alto porcentaje sólo tiene estudios primarios: 59% de las madres y 51% de los padres) consideran la escolarización como un bien en sí mismo y por eso tienden a «subestimar los resultados mediocres». Se echa en falta una mayor implicación de los padres en la comunidad escolar (sólo participa el 14%), lo que significa también que los padres tienen poca relación con los tutores de sus hijos y, además, poca información de la vida escolar.
Para el INCE, las estadísticas demuestran que existe una peligrosa incomunicación entre las familias y los centros. «En este contexto -afirma- no pueden extrañar los rasgos de autocomplacencia o, si se prefiere, las deficiencias de realismo que, en torno al rendimiento escolar de sus hijos, reflejan los padres y madres españoles. Ni tampoco las frecuentes actitudes reivindicativas, manifestadas en la defensa de padres a hijos frente a profesores», actitud que demuestra también, entre otras cosas, el descenso del prestigio social del profesor. No se entiende que cuando las cifras de fracaso escolar rondan el 25% y el 30% a los 14 y a los 16 años, sólo el 35% de los padres digan que sus hijos van sólo «regular» y que únicamente el 6% de los padres admiten que sus hijos van mal.
«Difícilmente será posible luchar contra el fracaso escolar en una sociedad que, sencillamente, no admite su existencia, al menos en las proporciones reales», advierte el Informe. El comienzo de un nuevo curso es una oportunidad para empezar a poner remedios.
Medidas para enseñar mejor las humanidadesAfinales de 1997, el Parlamento rechazó la propuesta de la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, de modificar mediante un Real Decreto los conocimientos mínimos de las asignaturas de humanidades. En vez de eso se creó una comisión para que estudiase posibles modificaciones tanto en los contenidos como en los horarios de las asignaturas de humanidades. Juan Antonio Ortega y Díaz-Ambrona, ministro de Educación en tiempos de la UCD, fue elegido para dirigir los trabajos de esta Comisión, formada por los consejeros de Educación de las Comunidades Autónomas con competencias educativas y expertos de las diferentes materias.
El pasado 25 de junio, esta Comisión entregó su dictamen, del que todas las partes se han declarado satisfechas.
Para la Comisión de Humanidades, la enseñanza de la Historia en general y la de España en particular -principal motivo de discordia- deberá reforzarse en los planes de estudio. Se recomienda aumentar el número de horas dedicadas a esta materia. En la enseñanza de la Historia debe predominar, desde una perspectiva cronológica, la visión universal sobre la local.
La Comisión destaca como objetivos principales del sistema educativo la importancia del dominio de la lengua escrita y el uso correcto del código oral. Para ello, se recomienda, entre otras cosas, ampliar el tiempo que los alumnos dedican a la lectura a través de un espacio concreto de lectura literaria de las obras españolas y los clásicos de la literatura universal.
La Comisión es partidaria de potenciar la enseñanza de la filosofía en la ESO y de que se incluya en el plan de estudios la asignatura de Ética, que deberá ser evaluada de manera independiente. El Latín debe consolidar su presencia en los Bachilleratos de Humanidades y Ciencias Sociales.
El Ministerio de Educación ha sido el primero en asumir algunas de estas recomendaciones y ha elaborado un conjunto de medidas para potenciar la enseñanza de las humanidades; algunas se ponen en marcha ya en este curso y otras deberán esperar al curso próximo, aunque si culmina el anunciado proceso de trasferencias educativas a las Comunidades Autónomas, deberán ser éstas las que ratifiquen las medidas propuestas. En ningún caso se incrementará la jornada escolar.
Las medidas aprobadas por el Ministerio van destinadas especialmente a la ESO y el Bachillerato. En concreto, en la ESO se incrementará el número de horas de Lengua Castellana y Literatura, Ciencias Sociales, Geografía e Historia. Se mejorará el currículo de la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, así como las orientaciones didácticas y pedagógicas para fomentar la lectura. p
Adolfo Torrecilla_________________________(1) El Ministerio de Educación y Cultura ha puesto en venta los seis volúmenes de este Informe en su servicio de publicaciones. Ya está en Internet, en español y en inglés, el primer volumen, Elementos para un diagnóstico del Sistema Educativo Español. Informe Global (www.ince.mec.es).