Japón implanta los cuidados a domicilio para todos los mayores incapacitados
Ashiya. Japón es uno de los países donde la población envejece más de prisa. De hecho, la creciente demanda de atención a ancianos proporciona oportunidades de empleo en estos tiempos de crisis económica. El próximo mes se pondrá en marcha un nuevo sistema de seguros para personas mayores, que prestará ayuda doméstica y servicios de enfermería a domicilio. De este modo, la sociedad se hará cargo de los cuidados que necesitan los ciudadanos incapacitados.
En los últimos años, un número cada vez mayor de japoneses de todas las edades se matriculan en cursos que capacitan para trabajar como asistentes domésticos de personas de edad avanzada que no pueden valerse por sí mismas. La popularidad de estos cursos se debe a las expectativas de trabajo en el campo asistencial, en especial ahora que va a empezar a funcionar un nuevo sistema de seguros para ancianos, denominado «Long-Term Care Insurance System» en inglés.
Aunque estos servicios ya existían desde hace tiempo, se espera que el nuevo sistema -que gestionarán los municipios- pueda proporcionar a los ciudadanos mayores una más amplia gama de servicios, así como más posibilidades de elegir proveedores.
Con el nuevo programa, tanto las visitas a domicilio de los asistentes domésticos para ayudar en las tareas de la casa, como de enfermeras para trabajos asistenciales -y de médicos cuando sea necesario- cobrarán cada vez más importancia, también porque estos servicios están pensados para que sean menos costosos que internar a los enfermos o ancianos en hospitales o asilos. Los beneficiarios tendrán acceso gratuito a las instituciones de rehabilitación, y los municipios cubrirán los gastos que no sean satisfechos por el seguro o por las familias.
Aliviar la carga de los parientes
Con ello se pretende también reducir en parte la carga económica que pesa sobre el seguro nacional de enfermedad, que actualmente gasta mucho dinero en atender a los viejos incapacitados. Otro objetivo es aliviar el tremendo peso que supone para los familiares -normalmente la hija o nuera- tener que hacerse cargo de los padres o suegros enfermos, inválidos o con demencia senil; peso que en muchos casos recae sobre parientes que son ya bastante mayores, como ocurre con frecuencia en esta sociedad longeva.
Las nuevas leyes disponen que el 50% de los fondos para financiar este seguro debe proceder de la recaudación de primas, y el otro 50% del gobierno nacional y de los gobiernos locales. Por este motivo, a partir de abril, los municipios se encargarán de recaudar primas de todos los ciudadanos que hayan cumplido 40 años. Estas primas, que podrán variar según los municipios, se calculan en un promedio de 3.000 yenes (28 dólares) mensuales; y las pólizas podrán cubrir hasta el 90% de los gastos ocasionados por los servicios que reciban los asegurados.
Sin embargo, tanto los que pueden recibir estos servicios como los tipos de servicios que se ofrecerán en cada caso tienen que ser determinados por los municipios. Los beneficiarios deberán pagar un mínimo del 10% del costo, aunque el gobierno ha decidido recientemente conceder seis meses de gracia a los mayores de 65 años, que son quienes pueden recibir los servicios cubiertos por el seguro.
Preguntar a los usuarios
«Con el nuevo sistema -dice la Sra. Yumiko Araki, portavoz del Ministerio de Comercio e Industria-, las empresas relacionadas con la beneficencia social ampliarán cada vez más la gama de sus servicios. Así no solo servirán de apoyo, sino que desarrollarán productos que estimulen a los ancianos sin familia a vivir por su cuenta». Como ejemplo de esta faceta de servicios, Hitachi Ltd. ha desarrollado aparatos que estimulan la movilidad, y que serán útiles para ayudar a los ancianos en los programas de rehabilitación en hospitales y centros de salud.
Por otra parte, Takeo Nakagawa, jefe de la sección de investigación y desarrollo de Seahonence Bed Co., dice que en el mercado de asistencia social no es fácil saber qué es lo que los consumidores quieren o necesitan, de verdad, porque sus opiniones raramente son oídas. «Los que deciden qué productos comprar son más bien los que proporcionan estos servicios y no los que los usan. Pero, de todos modos, es cierto que las empresas tendrán que ajustarse a la gran variedad de necesidades individuales de los usuarios».
Dado que el número de personas que necesitan asistencia social se calcula actualmente en más de 2,8 millones, la demanda de este tipo de servicios crecerá rápidamente, según la opinión autorizada de Hiroaki Nakabayashi, presidente de Silver Japan Co., empresa que proporciona cuidados asistenciales desde hace varios años.
Un mercado con mucho futuro
Según estudios del Ministerio de Salud Pública, en 1993 había cerca de dos millones de personas mayores de 65 años que necesitaban asistencia a domicilio. Entonces se preveía que para el año 2000 esa cifra crecería hasta cerca de 3 millones. Las proyecciones del Ministerio se han cumplido, y una nueva proyección estima que -incluyendo los postrados en cama y los que sufren alzheimer o debilidad física- para el año 2010 el número de los que necesitarán este tipo de servicios llegará a 3,9 millones, y a cerca de 5,2 millones en 2025.
En consecuencia, la demanda de personal que trabaje en este sector y las oportunidades de negocio probablemente se dispararán, ya que los municipios no podrán dar abasto, según pronostican analistas de distintos institutos privados de investigación.
Según cálculos del Ministerio de Comercio, el mercado de asistencia social llegará a 91 billones de yenes en el año 2005, con cerca de 4,8 millones de personas empleadas en este sector. Por otra parte, el mercado para los productos relacionados con este tipo de asistencia se estima que subirá a más de 6 billones de yenes en los próximos cinco años.
Kenichi Enamoto, presidente de Consum. Co., empresa que presta servicios a domicilio, ha dicho que el conocimiento del nuevo sistema de seguros es importante para que el mercado crezca: «Como el Estado ha prestado siempre esta asistencia, muchos no están acostumbrados a comprar estos servicios a empresas privadas; pero los gobiernos locales serán poco eficientes para proporcionar servicios que se ajusten a las diferentes necesidades de los consumidores».
Con el rápido envejecimiento de la población, el número de ancianos que viven solos crece también a marchas forzadas. El último censo -de 1995- indicaba que 2,25 millones de personas de edad avanzada -un poco más del 12% de los que entonces eran mayores de 65 años- vivían solas. Las proyecciones para los próximos diez años señalan que aproximadamente 3 de cada 10 personas de esas edades vivirán solas.
Las residencias de ancianos reaccionan
Ante el inicio del nuevo sistema de seguros para ancianos, a mediados de febrero pasado se fundó la Nippon Care Manager Support Association, en la que se han inscrito 2.600 propietarios de residencias de ancianos.
El presidente de la Asociación, Hirohiko Nakamura, que dirige una residencia en la prefectura de Tokushima, dice que el principal objetivo es formar frente común para presionar al gobierno, y tratar de impedir que se grave el nuevo sistema de seguros con excesivos costes médicos.
Según Nakamura, la preocupación primordial es que el sistema sea dominado por los médicos, en lugar de por los que trabajan más directamente con los ancianos, prestándoles los servicios y ayudas necesarias. «Si no se hace algo para evitar este conflicto de intereses, es posible que los fondos destinados al nuevo sistema vayan a parar al seguro de enfermedad -económicamente en situación muy precaria-, ya que las necesidades de tipo médico para los ancianos se cubrirán también con el nuevo sistema. Esto ha hecho ya que el promedio de las primas mensuales que los ciudadanos deberán abonar haya crecido en más de un 70% con respecto a la propuesta inicial. Aun admitiendo que el promedio actual de 3.000 yenes no es demasiado alto, un aumento adicional podría hacer que el público dejara de apoyar el sistema».
Criterios de selección
Otra de las preocupaciones de la Asociación es que el proceso de elección de los beneficiarios de las pólizas sea transparente y objetivo. La prensa ha denunciado ya varios casos en los que algunos médicos han seleccionado a personas completamente sanas y sin ningún impedimento físico como beneficiarios de pólizas.
Para recibir los beneficios del seguro, los ancianos (de 65 años o más) deben solicitarlo al departamento municipal de Sanidad, que es el órgano que juzga si los peticionarios cumplen los requisitos, en dos etapas:
– Primero, un funcionario, especialista en asistencia social, visita la casa del solicitante, para comprobar las condiciones generales de la persona en cuestión, mediante un examen compuesto de 85 preguntas. La información obtenida es procesada posteriormente por un programa informático, elaborado por el Ministerio de Salud Pública para calificar las necesidades de cada peticionario según una escala de siete grados.
– A partir de los resultados obtenidos, una comisión de unos cinco miembros -médicos y asistentes- decide la calificación definitiva, teniendo en cuenta también las opiniones escritas de los médicos de cabecera de los candidatos y las de los funcionarios que les visitaron para hacer el examen.
Los clasificados como necesitados de más cuidados podrán recibir mensualmente servicios por valor de 358.300 yenes (3.390 dólares).
Nakamura dice a este respecto que todavía hay defectos en la primera etapa, que necesitan rectificación antes de que el análisis informático pueda considerarse fiable. «Por ejemplo -explica-, el programa informático tiende a valorar menos los casos de personas que padecen demencia senil pero están en buenas condiciones físicas de salud, aun cuando estas personas necesitan en realidad de un alto grado de cuidados».
Harán falta inmigrantes
Otro aspecto preocupante se refiere a la mano de obra. Es cierto que la popularidad de los cursos de formación para dedicarse a trabajos de asistencia crece de día en día, que cada vez hay más hombres que se inscriben en ellos y que las escuelas especiales que preparan para estos quehaceres proliferan como hongos en todo el país. Pero, como dice Kazuaki Tezuka, profesor de Derecho del trabajo en la Universidad de Chiba: «Esta popularidad se debe en gran parte a la depresión económica que sufre el país y al gran número de obreros en paro. Muchos no se dan cuenta, sin embargo, de que se trata de un sector laboral poco estable, que exige trabajo duro y proporciona sueldos bajos. Con el tiempo bajará la popularidad de estos empleos y será inevitable acudir a inmigrantes para trabajar en este campo».
El pasado 17 de enero el Ministerio estipuló que el precio unitario para los diversos servicios será de 4.020 yenes por hora. Pero una vez deducidos los costes y los beneficios de las empresas, se calcula que el salario por hora del personal de plantilla será alrededor de 1.500 yenes. La mayoría de estos trabajos serán de dedicación parcial y los ingresos mensuales de los asistentes oscilarán en torno a 150.000 yenes (1.420 dólares).
En la actualidad hay 170.000 asistentes registrados en todo el país, y se calcula que dentro de diez años serán necesarios alrededor de 580.000. Pero si los salarios siguen siendo bajos (una encuesta realizada en 1998 mostró que el 70% de estos trabajadores percibían menos de 160.000 yenes por 26 días de trabajo), las previsiones del Ministerio de doblar el presente número de asistentes parecen poco realistas.
Es necesario crear un ambiente en que esté claro que no es importante el hecho de que los asistentes sean extranjeros o japoneses, con tal que puedan entenderse con los pacientes. «Cuidar a alguien físicamente impedido es trabajo duro y a menudo sucio -dice Toru Saito, presidente de Bright International, un sindicato para obreros extranjeros-. Estudiar para obtener el título de asistente doméstico es atractivo ahora porque muchos buscan trabajo o quieren prestar servicios de voluntariado; pero ¿cuántos de los actuales asistentes quedarán dentro de dos, tres o cuatro años? Nuestra meta es implantar el mensaje de que los inmigrantes pueden llevar a cabo este trabajo a fondo y bien».
Protección legal para los ancianos que viven solos
Para responder a las necesidades de los mayores que viven solos, en noviembre pasado se aprobaron una serie de reformas del Código Civil que crean un nuevo sistema de «tutores». El fin es proporcionar protección legal a los incapacitados mentales y ancianos con demencia senil.
Este sistema de tutores legales -que se pondrá en marcha también en abril, junto con el nuevo sistema de seguros- incorpora nuevos ideales de «respeto a la autodeterminación», de modo que los puntos de vista y decisiones individuales de los que precisan este tipo de ayuda queden más patentes. Introduce también cambios en la terminología legal, sustituyendo, por ejemplo, las expresiones «incapaz» o «cuasi incapaz» -que pueden resultar peyorativas- por las de personas que necesitan «tutoría» o «asistencia», respectivamente.
Se añade además otra categoría: los que sufren demencia senil o incapacidad mental en menor grado; y se les permitirá, mientras tengan discernimiento, que designen ellos mismos a sus tutores legales.
Según el Ministerio de Salud Pública, hay actualmente alrededor de 1,5 millones de personas mayores de 65 años que sufren de demencia senil. Parece cierto, sin embargo, que este número se multiplicará al desaparecer, con la entrada en vigor de la nueva ley, el estigma que significaba la obligación de declarar en el registro familiar a las personas que padecen esta enfermedad como «incapacitados mentales».
«El nuevo sistema de seguros para ancianos no podría funcionar bien sin el de tutores legales -dice el notario público Masao Onuki, de la prefectura de Saitama-. Esta tutoría tiene como finalidad ayudar a los ancianos en los contratos que deberán hacer con los proveedores de asistencia. Sin tutores, muchos ancianos no sabrían cómo hacerlo y podrían ser fácilmente víctimas de engaños o de complicaciones legales». Hay mucha gente esperando para presentar su declaración de necesidad de asistencia ante los tribunales familiares; pero -asegura Onuki- «surgirán muchos problemas, porque estos tribunales carecen de personal suficiente para atender con rapidez la avalancha de peticiones que se producirá con la puesta en vigor del nuevo sistema en abril».
Onuki dirige un centro de asistencia legal que ha establecido la Federación de Notarios de la prefectura para formar y supervisar a tutores de confianza. A finales del año pasado eran ya más de 3.000 los notarios que se habían registrado para ejercer este oficio.
Antonio Mélich