El creciente protagonismo de las emociones en la sociedad contemporánea ha traído aspectos positivos como el replanteamiento de las relaciones entre mujeres y hombres o entre padres e hijos. Pero también ha agudizado ciertos problemas en la vida social y política. El diagnóstico de esta nueva cultura emocional puede servir de punto de partida para buscar el equilibrio entre razón y sentimientos.
De los jóvenes del milenio, nacidos entre 1980 y 2000, se dice que pasan demasiado tiempo entre series de televisión, viajes low cost, redes sociales y selfies. Pero la que ha sido retratada como la generación más narcisista de la historia, también tiene su corazoncito. Así lo explica un reportaje del New York Times que analiza varias encuestas real…
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.