Sudán
Un tribunal militar de Jartum está juzgando a veinte católicos, dos de ellos sacerdotes, acusados de colocar unas bombas que hicieron explosión en la capital el pasado 30 de junio. Los periodistas y diplomáticos extranjeros no pueden presenciar el juicio. Si los reos son declarados culpables, pueden ser condenados a muerte por crucifixión. Human Rights Watch y Amnistía Internacional han calificado el juicio de farsa, pero sus denuncias no han conseguido detenerlo. La acusación se basa en confesiones obtenidas, dicen, mediante coacción y torturas. Estas organizaciones creen que las bombas, que explotaron en medio de la noche y no causaron daños personales, fueron en realidad puestas por el propio gobierno. Las explosiones se produjeron la víspera del día en que el presidente, general Bashir, tenía previsto autorizar los partidos políticos no oficiales, y sirvieron de excusa para posponer la legalización.