Qué privilegio celebrar el 400 aniversario de la muerte de William Shakespeare (1564-1616). A diferencia de otras conmemoraciones, que se reducen a cumplir con la fecha sacando un segundo del olvido al autor, Shakespeare no necesita rescate. Está presente en las universidades y en la prensa, su influencia se deja sentir en novelistas y guionistas contemporáneos y, sobre todo, se le sigue leyendo con pasión en cualquier punto del globo.
Voltaire, en Cartas desde Inglaterra, describió a Shakespeare como un salvaje ebrio, ignorante de las reglas. El genial inglés no cumplía la preceptiva clásica, y el francés, cumpliendo todos los tópicos, no lo perdonaba. Con la sagacidad de la casa, Josep Pla apostilló: “Se ha dicho de la obra de Voltaire q…
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