Los abortos legales en España bajaron un 3,3% en 2013, para situarse en 108.690, lo que supone 3.700 menos que el año anterior, según los datos recién publicados por el Ministerio de Sanidad. La tasa de abortos por mil mujeres en edad de concebir bajó también a 11,74 frente al 12,01 de 2012. El descenso ha sido interpretado en los ambientes políticos y en los medios de comunicación como un respaldo a la tesis de que la situación está bajo control, que con la ley de 2010 no se ha disparado el número de abortos, y que por lo tanto no hace falta cambiarla.
Cuando los datos se presentan en el contexto de la evolución de la población, hay motivos para poner en duda esa interpretación tranquilizadora. Tanto en 2010 como en 2013 hay un aborto por cada cuatro nacimientos. Si tenemos en cuenta el descenso de nacimientos (–6,3% en ese año), resulta que la tasa de abortos en relación con los nacimientos en 2013 fue el 25,5%, superior al 24,7% que se registró en 2012.
A título de comparación, si una tasa de paro como la actual del 24% de la población activa nos parece inaceptable, ¿por qué hemos de considerar normal que haya un aborto por cada cuatro nacidos?
La salida de mujeres inmigrantes parece ser el factor más influyente en la disminución de los abortos
Factores influyentes
En realidad, el número de abortos ya estaba disparado antes de la ley de 2010 y así sigue. Tras la aprobación de la ley de plazos, en 2011 el número de abortos creció un 4,5% hasta 118.359 (cifra récord), y también la tasa por mil mujeres subió hasta 12,44. Es a partir de 2012 cuando empieza el descenso, siendo especialmente significativa la tasa de abortos por mil mujeres, situada ahora en 11,74, cifra que aún así sigue siendo superior a la que se registraba en 2010 (11,49). Más que un cambio de tendencia, lo que puede advertirse es que el aborto se ha estabilizado a un nivel alto.
Para muchos demógrafos, en el descenso del número absoluto de abortos influye sobre todo la salida de inmigrantes, colectivo en el que tradicionalmente se registra una tasa de abortos superior al de la población nacida en España. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, su peso demográfico se redujo en 2013 un 7,8%. La información del Ministerio de Sanidad refleja que ahora el 63% de los abortos corresponden a mujeres españolas y el 20% a latinoamericanas.
Más discutible es la idea de que también ha influido el uso de la “píldora del día siguiente”. Esta píldora era de libre dispensación en farmacias desde septiembre de 2009, lo que multiplicó sus ventas; sin embargo, el número de abortos siguió subiendo hasta 2012.
Cerca del 90% de los casos responden a la simple petición de la mujer
Los motivos aducidos para la interrupción del embarazo cambian poco respecto a años anteriores. Cerca del 90% de los casos responden a la simple petición de la mujer; en torno a algo menos del 7%, se invoca el riesgo para la salud de la madre; y un 3,12% el “riesgo de graves anomalías en el feto” o a “anomalías incompatibles con la vida”.
El número de abortos realizados en España acogiéndose al supuesto eugenésico de “riesgo fetal” se ha incrementado notablemente a lo largo de las dos últimas décadas, hasta alcanzar 3.391 en 2013. De ellos, solo 304 se realizaron por anomalías incompatibles con la vida o extremas. El resto corresponden a discapacidades más o menos importantes. Esto revela una creciente exigencia de un bebé “normal”, y una mayor intolerancia hacia la discapacidad.
Sin y con anticonceptivos
El grupo más amplio de las mujeres que abortaron, el 19,43%, tenía entre 20 y 24 años. No se puede decir que la mujer que aborta tenga demasiados hijos, ya que el 45% no tenía ninguno y el 26,6% solo uno.
Más que un cambio de tendencia, lo que puede advertirse es que el aborto se ha estabilizado a un nivel alto
No se dan cifras específicas sobre menores que abortaron. Las tablas del Ministerio solo indican que el 12,23% de los abortos corresponden a mujeres de “19 y menos años”. Tras la retirada de la reforma de la ley del aborto, el gobierno de Rajoy anunció que modificaría la ley vigente para impedir que las menores de16 a 18 años puedan abortar sin el consentimiento de sus padres.
La creencia de que un uso generalizado de anticonceptivos marginaría el aborto no se ha cumplido. De las mujeres que abortaron en 2013, el 34% declaran que no usaron ningún método anticonceptivo. Pero un porcentaje superior, un 44%, sí lo utilizaba, mientras que en un 21% de los casos no se sabe. Dado que la tasa de fecundidad está en un nivel muy bajo, 1,27 por mujer, no cabe duda de que hay una amplia utilización de anticonceptivos, lo que no ha evitado que los abortos se mantengan a un nivel muy alto.
Aunque siempre se dice que la interrupción del embarazo nunca puede servir como control de la natalidad, da la impresión de que para no pocas mujeres es el arma de último recurso: casi el 25% de las que abortaron en 2013 habían tenido ya un aborto; el 8%, dos; y el 2,55%, tres.
Aunque la ley actual reconozca el aborto como un derecho de la mujer, no puede pasarse por alto sus efectos también desde el punto de vista demográfico. El número de habitantes prosigue la caída que inició en 2012, y el INE prevé que ya en 2015 España registrará más defunciones que nacimientos. El descenso de partos, unido al aumento de la esperanza de vida, está dando lugar a una sociedad cada vez más envejecida. No se prevé un aumento de la inmigración en los próximos tiempos. En estas condiciones, que uno de cada cinco embarazos termine en aborto, es un sangría demográfica.