En los países más castigados por el SIDA, los medicamentos que combaten la enfermedad son más caros que en Europa o Norteamérica (ver servicio 93/00). Las personas infectadas por el VIH en Brasil (580.000, según la estimación corriente) tienen motivos para la esperanza, gracias al plan que, desde 1992, viene produciendo como genéricos los cinco medicamentos que conforman el cocktail ZDC/3TC, indicado para los enfermos de SIDA. Brasil gastará este año 400 millones de dólares en la distribución gratuita de estos medicamentos entre 81.000 pacientes. Hace cuatro años, el gobierno brasileño invirtió la mitad para medicar a solo 20.000 enfermos.
El programa brasileño parece dar fruto: en los últimos cinco años, el número de muertes por SIDA declaradas descendió en un 40% en Río, y en un 63% en São Paulo, la zona más afectada por el virus.
Desde 1996, los precios de los medicamentos contra el SIDA producidos por las empresas farmacéuticas se redujeron en un 9% en el mercado mundial; en Brasil -gracias a la fabricación y distribución como genéricos- cuestan un 72% más baratos. Dicho de otro modo, el tratamiento anual de un enfermo de SIDA cuesta 15.000 dólares en Estados Unidos, frente a 4.162 dólares en Brasil. Esta rebaja ha sido posible porque el gobierno brasileño de Cardoso Pires se acogió hace cinco años a una excepción, prevista por los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio; la excepción permite que un Estado, en caso de emergencia nacional, autorice a empresas locales a producir como genérico un medicamento aún bajo patente sin pagar derechos.
La decisión despertó el recelo de los laboratorios farmacéuticos, que piensan que el no pagar derechos compromete la investigación farmacéutica y no asegura la calidad del medicamento. Hoy, el modelo brasileño recibe elogios generalizados, que incluyen la valoración positiva de Mark Grayson, portavoz de Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, y de Jorge Werthein, representante brasileño del Programa de Naciones Unidas para el SIDA (Washington Post, 17-IX-2000). Si bien es cierto que el gobierno brasileño aún no ha logrado difundir suficientemente su plan entre las clases más desfavorecidas del país. Un plan en el que el gobierno ha sido aguijoneado por las acciones de presión de los activistas de distintas ONG, que luchan por mejorar la atención de los enfermos de SIDA. Falta que el modelo brasileño pueda extenderse a los países de África, el continente donde la epidemia se cobra más víctimas.