Clonación: no a la instrumentalización de la persona

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El Grupo Europeo de Consejeros sobre las Implicaciones Éticas de la Biotecnología (GECIEB) se ha pronunciado en contra de la clonación humana (ver servicio 90/97). Noëlle Lenoir, presidenta de este organismo, explica las razones del dictamen en una entrevista publicada por Le Figaro (París, 5-VI-97).

El entrevistador pregunta por qué el GECIEB no condena la clonación animal y sí la humana, a lo que Lenoir responde: «Hay que distinguir la técnica de sus aplicaciones. La técnica de la clonación se emplea actualmente en genética para reproducir el ADN, células, etc. Se usa también con animales, sobre todo para la investigación. No condenamos la técnica en sí -practicada desde 1952 en ranas-, sino la producción de seres humanos genéticamente idénticos. Si se emplea la clonación para fabricar dos, o incluso más individuos genéticamente idénticos, se instrumentaliza al ser humano, lo cual no es aceptable. Esta es la sencilla idea que guía nuestro dictamen».

Y sobre las fronteras de la instrumentalización, dice: «En nuestra opinión, la instrumentalización comienza en el momento en que se utiliza la técnica de la clonación de una persona para satisfacer una necesidad de orden personal o utilitario. Esto contradice nuestra concepción del derecho occidental, que remite al fundamento ético, es decir, al principio kantiano según el cual el hombre es un fin y no puede ser considerado solamente como un medio. El hombre no es un objeto, es un sujeto en el sentido pleno del derecho.

«La realidad social es, sin embargo, más compleja. Las actitudes sociales revelan matices. Por ejemplo, las encuestas realizadas últimamente en Gran Bretaña sobre la clonación muestran que una proporción alta de los entrevistados no se opone a la clonación si es para reemplazar a un hijo muerto, a partir de sus células. Hay gente casi dispuesta a aceptar la práctica de la clonación si ésta puede ayudar a encarar situaciones dramáticas que tocan la afectividad. No obstante, incluso en tales situaciones, la finalidad del recurso a la clonación no sería hacer un bien al que va a nacer, sino llenar un vacío afectivo.

«El problema planteado por la terapia germinal es diferente. Esta técnica, que implica hacer, en las células reproductivas, una modificación genética transmisible de generación en generación, no se ha valorado éticamente por ahora. Pero difiere en sus objetivos de la clonación. Su finalidad sería evitar el nacimiento de un niño enfermo, no fabricar individuos en serie».

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