Hace un año, el gobierno británico rebajó las penas por posesión y tráfico de cannabis, al pasarlo de las drogas de clase B (la intermedia, donde figuran anfetaminas, barbitúricos y speed) a las de clase C (las menos peligrosas), al lado de anabolizantes y sedantes. El cambio significa, en la práctica, que cuando la policía sorprende a alguien con cannabis, se limita a confiscar la droga. Para muchos, la medida ha contribuido a crear en la gente la impresión de que el cannabis es prácticamente inocuo. Pero eso es falso, advierten una conferencia y un estudio recientes.
La semana pasada, en un congreso organizado por el Colegio de Médicos de Familia británicos, la Dra. Clare Gerada dijo que el cannabis está causando un aumento de trastornos mentales entre los jóvenes. La Dra. Gerada, directora de la unidad de drogas del Colegio, lo atribuyó a la creciente difusión del cannabis y la aparición de variedades más fuertes. En lo primero influye la relajación de las actitudes ante esta droga, favorecida por el paso a la clase C: «Ahora que por fin estamos ganando la batalla contra el tabaco y el alcohol, corremos peligro de minusvalorar el cannabis» (The Daily Telegraph, 18-01-2005). En cuanto a lo segundo, hoy predominan en el mercado formas de cannabis trasgénico, más potente que el natural.
Hay indicios cada vez más claros, añadió la doctora, de que el cannabis aumenta el riesgo de padecer psicosis y otras enfermedades, como el asma. Las personas más vulnerables son los adolescentes y jóvenes: precisamente el grupo en que el consumo de esta droga aumenta de forma alarmante en Gran Bretaña. Según el Centro Europeo de Drogas y Adicciones, dos de cada cinco británicos de quince años (42% de los chicos y 38% de las chicas) han probado el cannabis, y el 10% son consumidores asiduos; tasas que son las más altas de Europa. Otra encuesta, del Ministerio de Sanidad británico, muestra que en ese país casi un tercio de los jóvenes varones de 16-24 años consumieron cannabis en 2003. En palabras de la Dra. Gerada, «hoy, el cannabis es más popular entre los jóvenes que el tabaco, y las variedades más potentes están más difundidas que nunca».
Los peligros del cannabis para la salud mental han sido detectados en distintos estudios (cfr. Aceprensa 165/02). Uno de los más recientes es el presentado en Londres el pasado diciembre en un congreso del Instituto de Psiquiatría británico. El trabajo, dirigido por el Prof. Jim van Os, psiquiatra de la Universidad de Maastricht (Holanda), se hizo sobre una muestra de 2.400 jóvenes alemanes de 14-24 años, entre los que se halló un 10% de chicos con predisposición a psicosis. Cuatro años más tarde, se volvió a entrevistar a todos para evaluar el uso del cannabis y la presencia de síntomas psicóticos.
El resultado es que el consumo de cannabis aumenta los casos de psicosis: mucho en los jóvenes con predisposición y ligeramente en los demás. Entre los primeros, presentaban síntomas psicóticos el 51% de los que fumaban cannabis, frente al 26% de los no consumidores. Entre los no predispuestos, las proporciones son del 21% y del 15%. En el conjunto de la muestra, el consumo esporádico (al menos cinco veces) aumenta en dos tercios la probabilidad de sufrir trastornos mentales, y el consumo regular (una o dos veces por semana) la aumenta en un 95%.