En negro sobre blanco y sin disfraces argumentativos: un médico holandés, Bert Keizer, que realiza eutanasias en una clínica especializada –el Expertisecentrum Euthanasie– en La Haya, admite claramente en un artículo que haber aprobado la eutanasia en su país, en 2002, ha conducido a una pendiente resbaladiza que permite traspasar más y más líneas rojas.
“Sucedió –dice Keizer– lo que nuestros colegas británicos habían predicho años antes (…): aquellos que se embarcan en la eutanasia se aventuran por una pendiente resbaladiza por la que se deslizan irrevocablemente hacia la muerte involuntaria de enfermos indefensos”. Keizer reconoce que, “con cada límite que nos marcamos, existe la posibilidad de cruzarlo”, y lo ejemplifica con el aborto: d…
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