Amsterdam. Ante la presión de países vecinos, Holanda ha decidido restringir las posibilidades de venta de droga: se reduce de 30 a 5 gramos la cantidad de droga «blanda» que se permite vender legalmente en los coffeeshops; se cerrarán la mitad de los 1.200 coffeeshops que existen actualmente y se combatirá el cultivo de nederwiet (marihuana holandesa) que no sea para consumo nacional, a fin de evitar su exportación. Con estas restricciones se espera que disminuya el narcoturismo.
Estas medidas fueron aprobadas por el Parlamento el 2 de abril, después de meses de polémica entre los distintos sectores de la coalición gobernante.
Desde el pasado septiembre los países vecinos -Alemania, Bélgica y especialmente Francia- han instado a Holanda a que revise su política permisiva sobre drogas. Chirac se apoyó en Kohl para convencer a Holanda de la necesidad de una política europea armónica contra la droga. Los franceses acusan a Holanda de que el 50% de la heroína y el 81% de las pastillas de éxtasis llegan a su país desde Holanda, en contenedores que entran por el puerto de Rotterdam con destino a Francia y que no pasan a su llegada ningún control. Y Holanda se niega a aceptar en Rotterdam funcionarios franceses de aduana.
Holanda no quiere ceder del todo ante la presión internacional para que suprima su política de tolerancia. Uno de los argumentos del gobierno es que en el terreno de la salud pública han obtenido resultados relativamente favorables; otro es que cerrar todos los coffeeshops trasladaría el narcotráfico a la clandestinidad y resultaría más difícil tenerlo bajo control, mientras que ahora se conocen los puntos de venta.
Los cuerpos de policía han reaccionado contra las nuevas normas de venta, pues resulta difícil controlar si un usuario ha comprado sólo 5 gramos mientras continúe estando despenalizado poseer hasta 30 gramos. El Parlamento, a su vez, ha pedido al gobierno que destine más dinero para que policías y jueces puedan aplicar la política contra la droga.
En el debate que recoge la prensa diaria se respiran estas mismas ideas. Sin embargo, un estudio realizado por la Universidad Erasmus de Rotterdam señala que el 82% de la población holandesa considera reprobable el consumo de drogas.
Francia todavía no ha reaccionado a las nuevas normas holandesas. Se prevé a corto plazo un encuentro del ministro de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, Van Mierlo, con su homólogo De Charette.
Carmen Montón