La Cámara de Diputados italiana debatirá este mes de marzo el proyecto de ley conocido como “Fine vita” (Final de la vida) que quiere regular el testamento vital de los italianos. Si supera sin cambios sustanciales el debate parlamentario, legalizará la renuncia a la alimentación e hidratación a voluntad del paciente (o, si no es capaz de hacerlo, de un fiduciario), convirtiendo al médico en un notario que debe limitarse a cumplir unas decisiones ajenas. Hemos entrevistado al médico y diputado italiano Raffaele Calabrò, experto en temas bioéticos y ponente de un proyecto anterior sobre este tema que no llegó a aprobarse.
El nombre técnico del nuevo texto es “Normas en materia de consentimiento informado y de declaración de voluntad anticipada en los tratamientos médicos”. Ya ha sido aprobado por la Comisión de Asuntos Sociales, aunque con el voto en contra de ocho de sus miembros, pertenecientes a diferentes partidos. Entre ellos, los diputados médicos y expertos en temas de ética biomédica Raffaele Calabrò y Paola Binetti.
Defendido por el Partido Democrático –actualmente en el gobierno–, el Movimiento 5 Estrellas y el partido Sinistra Italiana, en la intención del proyecto ha influido el caso de Eluana Englaro, en coma durante 17 años a causa de un accidente de automóvil, a la que en 2009 se retiró la alimentación y la hidratación para que muriera.
– Onorevole Calabrò, usted promovió en la anterior legislatura un proyecto de ley sobre la atención al final de la vida que no llegó a aprobarse cuando ya estaba muy avanzado el trámite parlamentario. ¿Cuáles eran sus principales puntos y por qué se frustró?
– El proyecto de ley del que fui ponente en la pasada legislatura combinaba la protección de la libertad de elección de los tratamientos médicos con la defensa de la vida.
En cumplimiento del art. 32 de la Constitución italiana, se establecía la posibilidad para el sujeto de indicar en los DAT (Declaración Anticipada de Tratamiento) si quería ser operado o no; se dejaba al paciente la libertad de elegir no someterse a tratamiento médico, aunque esto suponga acelerar el proceso de su patología y por tanto su camino hacia la muerte. Pero el texto prohibía, con toda claridad, la posibilidad de pedir la interrupción de la alimentación e hidratación artificiales, porque esto equivale a morir, no a causa de la historia natural de la enfermedad, sino de hambre y sed. Por lo tanto, equivale a introducir la eutanasia y el suicidio asistido en nuestro sistema, y además con cargo al servicio sanitario nacional.
Otro punto destacado del proyecto era la alianza terapéutica entre médico y paciente, basada en el diálogo que el médico habría continuado con una persona de confianza nombrada por el paciente al redactar la DAT, repasando juntos las decisiones tomadas por el paciente, cuando ya no fuese capaz de expresarse.
La ley fue aprobada por el Senado, pero al acabar la legislatura, no pudo terminar el proceso de aprobación en la Cámara.
– ¿Por qué se opone a este nuevo proyecto de ley?
– El texto introduce la posibilidad de interrumpir las prácticas de alimentación e hidratación artificiales, que son formas de apoyo vital, necesarias y fisiológicamente dirigidas al sustento y a aliviar los sufrimientos del paciente en estado terminal, y cuya suspensión pone fin a su vida.
Otro problema es que no está definido el momento a partir del cual entra en vigor la DAT, pensada, por definición, ante la falta de conciencia del enfermo.
Además, como le decía, no se tiene en cuenta el papel del médico, reducido a ejecutor pasivo de las voluntades ajenas, pues el proyecto se centra en el predominio de la autodeterminación del paciente.
– ¿Cuáles son, a su juicio, las líneas rojas que no se pueden traspasar en un proyecto de ley sobre el final de vida?
No a la suspensión de la alimentación y la hidratación artificiales; no a la reducción del médico y del fiduciario a figuras marginales, descoloridas y sin posibilidad de incidir en las opciones que, al pasar el tiempo, puedan resultar obsoletas tras nuevas innovaciones de la medicina. Y obviamente, hay que tener claro que la DAT solo será tomada en consideración en una condición clínica irreversible.
– ¿Cree que aún es posible llegar a una ley que respete estos puntos?
– Estamos buscando con esfuerzo el diálogo con el Partido Democrático para conseguir que la alimentación y la hidratación artificiales solo puedan ser suspendidas temporalmente en casos de operaciones médicas necesarias. También queremos mejorar el papel del médico en la atención al paciente.