La mayoría de los miembros de la Asociación Médica Estadounidense (AMA), reunidos a principios de junio en Washington, votaron a favor de mantener la oposición de la institución al suicidio médicamente asistido (SMA) y no adoptar una postura de “neutralidad”.
El criterio de la AMA es que, aunque es comprensible que determinados pacientes que sufren enfermedades muy graves puedan llegar a desear más la muerte que la vida, “autorizar a los médicos a participar de un suicidio asistido implicaría más daño que bien. El SMA es básicamente incompatible con el papel del médico como sanador, sería muy difícil o imposible de controlar, e implicaría graves riesgos para la sociedad”. La opción de mantener la oposición al SMA ganó por mayoría del 65%.
El debate había comenzado en 2016. Ese año, la delegación de Luisiana pidió que se reafirmara el criterio contrario al SMA, lo que fue objetado por la de Oregón, que exigió que se estudiara el tema. El Comité de Ética y Asuntos Judiciales (CEJA) emitió tiempo después un informe que validaba la oposición al SMA. El documento, no obstante, fue devuelto en dos ocasiones por la Cámara de Delegados de la AMA, y esta vez sí ha sido aprobado por esa instancia.
“El suicidio médicamente asistido es básicamente incompatible con el papel del médico como sanador, sería muy difícil o imposible de controlar, e implicaría graves riesgos para la sociedad”
En mayo de 2018, y “tras una cuidadosa valoración”, el CEJA había señalado que el Código de Ética de la Asociación no necesitaba enmienda alguna en cuanto a las orientaciones que ya brindaba a pacientes y médicos sobre las opciones legales de cuidados al final de la vida. En octubre pasado se reafirmó en esa posición, que es justo la que ahora han validado la mayoría de los participantes de la asamblea.
Uno de los que han saludado la decisión es Matt Vallière, director del Patients Rights Action Fund: “Aplaudimos a la AMA – dice a Life News– por mantener su tradicional oposición al suicidio médicamente asistido. Al hacerlo, se pone del lado de los pacientes y las personas con discapacidad que estarían en riesgo de daño mortal por errores, coerción y abuso”.
“Los pacientes merecen cuidado y protección, no una prescripción para morir. Confiamos en que esta decisión animará a los estados a considerar leyes que continúen rechazando el suicidio asistido”, concluyó.
La oposición al SMA es la norma
¿Está la AMA a contracorriente de la tendencia de otras asociaciones médicas respecto al suicidio asistido?
No parece. El cardiólogo Frederick White, entrevistado por MercatorNet, enumera una lista de organizaciones médicas que mantienen el mismo criterio, pese a que algunas, como la Canadian Medical Association, la American Academy of Family Physicians y la American Academy of Hospice and Palliative Medicine se han decantado por la “neutralidad”.
Para el Dr. White, quien fue el delegado de Luisiana que propuso reafirmar la oposición, las instituciones mencionadas están realmente fuera del mainstream en este asunto, mientras que muchas otras, como el American College of Physicians, la American Academy of Pediatrics, la American Psychiatric Association, la World Medical Association, la International Association for Hospice and Palliative Care y sociedades médicas del Reino Unido, Alemania, Francia, Japón, etc., cuentan con políticas contra el suicidio asistido.
Sobre el impacto de la decisión de la AMA, explica el experto que, si bien la organización no tiene gran número de miembros, funciona como una “federación” del sector, con representantes de las asociaciones médicas de los estados y de las sociedades por especialidad. “Como tal, las posiciones de la AMA gozan de mucho prestigio entre el público y los políticos”, señala, y la que ha adoptado ante el SMA “tiene un alto significado desde una perspectiva de política pública”.
¿Hubiera dado lo mismo una postura opuesta que una neutral si, al final, con ninguna de las dos se apoya el SMA? White opina que no, y lo ilustra con la frase de un colega, el Dr. Daniel Sulmasy, director del Kennedy Institute of Bioethics: “Cambiar de la oposición a la neutralidad no es éticamente neutral, sino un cambio sustancial de prohibido a opcional”.
En otras palabras, apunta White, “la ausencia de oposición es aprobación tácita”.