La diabetes es una enfermedad que requiere un tratamiento tedioso -inyecciones diarias de insulina-, que no la cura ni evita que acaben apareciendo secuelas graves. La posibilidad de curar la diabetes con células madre es aún muy remota, sobre todo con las obtenidas de embriones. En cambio, ha tenido éxito un trasplante de células productoras de insulina, realizado en Japón, del que informa la revista médica «The Lancet» en su edición digital (19-04-2005).
Desde el año 2000 se llevan a cabo trasplantes de células extraídas de cadáveres a enfermos con diabetes tipo 1, en la que el páncreas no produce insulina (la diabetes tipo 2, en la que el organismo genera insulina pero no responde a ella, no se puede tratar con trasplantes). Las células así obtenidas se purifican y se implantan en el hígado del paciente, donde pueden sobrevivir y producir insulina, supliendo al páncreas. Pero como las células pancreáticas de cadáveres son menos activas, se requieren muchas (en torno a un millón), de suerte que hace falta conseguir dos o tres donantes.
De ahí que se haya explorado la posibilidad de recurrir a donantes vivos, con lo que se reduciría mucho el número de células necesarias.
Tras dos intentos fallidos en Estados Unidos, ha tenido éxito el realizado en el Hospital Universitario de Kioto el pasado enero. Los médicos extrajeron parte del páncreas a una mujer sana de 56 años y trasplantaron las células al hígado de su hija de 27 años, que sufría diabetes desde los 15. Ambas se encuentran bien, y la hija ya no necesita inyectarse insulina.
La nueva técnica necesita refinamiento y aún no puede considerarse como un remedio definitivo, advierte el Dr. S. Matsumoto, del equipo que ha realizado la operación. Podría hacer falta otro trasplante dentro de cinco años. Hasta ahora, de los diabéticos tratados con células de cadáveres, la mitad vuelven a necesitar insulina al cabo de tres años.