A decir de muchos, la clonación es el «futuro» de la Medicina. Pero quienes más han avanzado en este campo consideran que es un esfuerzo prematuro, sin respaldo de los inversores. El 18 de septiembre, PPL Therapeutics, la empresa que clonó a la oveja Dolly, decidió poner fin a su proyecto de medicina regenerativa y cerrar la mayor parte de sus instalaciones de clonación en Roslin (Escocia). Además de los experimentos de clonación, la empresa ha desarrollado las técnicas de modificación genética para producir cerdos cuyos órganos no provoquen rechazo en los trasplantes a humanos (xenotrasplantes).
Ante la falta de beneficios, a finales de 2000 la empresa pensó vender las instalaciones de clonación y los proyectos de investigación en medicina regenerativa como un mismo negocio. Después de nueve meses rastreando en Europa y en Estados Unidos, se convencieron de que no había inversores dispuestos a pagar un precio razonable. Según Geoff Cook, presidente de la empresa, era un proyecto demasiado novedoso y con claroscuros en materia de propiedad intelectual. No obstante, no descartan vender la parte de xenotrasplantes antes de final de año.
Cook señaló que ahora quieren centrarse en el desarrollo de tratamientos proteínicos para enfermedades pulmonares y fibrosis quística. «Tenemos que obtener beneficios para nuestros accionistas y en el terreno de las proteínas hay más posibilidades de conseguirlos», dijo. En la actualidad PPL tiene la patente de tres productos de este tipo y dos más se encuentran en fase experimental.
Por otro lado, Cook afirmó que «los avances que hemos hecho en la medicina regenerativa son puramente científicos y se han adelantado unos diez años al mercado». La decisión de cerrar es mejor que «gastar los recursos sin explotar al máximo las oportunidades de negocio que tienen», señaló. Tras la noticia del cierre, las acciones subieron de 0,25 libras a 6,50 libras (en marzo de 1997, cuando se anunció la clonación de Dolly, alcanzaron las 460 libras).