Montevideo. El Senado uruguayo dio marcha atrás y votó el 6 de noviembre la liberalización del aborto. Tres semanas antes, esta misma votación en la Cámara alta había arrojado un empate y el tema parecía haber quedado archivado. Pero no. Bastó un poco de presión del oficialista Frente Amplio, en donde se encuentran los propulsores de la llamada ley de Salud Sexual y Reproductiva, y con la seguridad de contar, esta vez sí, con los votos necesarios, para poner la legislación nuevamente en marcha.
El retorno de la propuesta al Senado fue muy criticado por la oposición, que señaló que esta acción tan poco seria resta credibilidad al Parlamento.
La postura a favor de la despenalización del aborto ganó por 18 a 13, donde tres votos resultaron ser fundamentales, entre ellos el del ex presidente uruguayo y hoy senador Julio María Sanguinetti. El proyecto de ley seguirá ahora rumbo a la Cámara de Diputados, donde también será aprobado, pero al final del camino se topará con el posible veto del presidente, el socialista Tabaré Vázquez. El mandatario aseguró que el aborto no se liberalizará durante su gobierno.
Algunos senadores oficialistas creen que podrán superar el veto presidencial, o sea, lograr el apoyo de tres quintos de cada cámara. Pero es un objetivo casi imposible de lograr.
El proyecto de ley de Salud Sexual y Reproductiva afirma que el aborto puede practicarse por la mera voluntad de la mujer hasta las 12 semanas de gestación. Y, por el momento, los médicos no podrían invocar la objeción de conciencia para negarse a practicarlo.
El aborto en Uruguay no está completamente penalizado -punto en que los abortistas y las feministas se hacen los distraídos-, pues existen excepciones donde no se comete delito, como son los casos por violación o cuando corre peligro la salud de la madre. De cualquier manera, son muy pocas las mujeres que terminan procesadas e incluso son pocos los casos de aborto que llegan a los tribunales. Los médicos, muchas veces, prefieren guardar silencio y no informan cuando una chica llega a un centro de salud en estado delicado tras realizarse un aborto.
Motivos de inconstitucionalidad
La Iglesia católica, por medio del arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, también advirtió lo poco serio que era retornar sobre los pasos para votar otra vez sobre esta ley. Ya el domingo 28 de octubre, durante la procesión del Corpus Christi (en Uruguay se realiza por estas fechas, cuando el clima es más favorable para las actividades al aire libre), Cotugno, quien sabía lo que se venía en el Parlamento, hizo una fuerte defensa del respeto a la vida condenando el aborto y la eutanasia.
Por su parte, el Instituto Arquidiocesano de Bioética Juan Pablo II, señaló diez motivos de inconstitucionalidad que contiene la ley de Salud Sexual y Reproductiva
Entre ellos, niega el derecho a la vida, derecho fundamental; ignora el derecho de los padres educar a sus hijos según sus propios valores y principios, al imponer la educación sexual según la “perspectiva de género”; impide que los padres estén informados e intervengan en las decisiones de sus hijos menores en lo referente a la anticoncepción y aborto; impone a los centros privados de salud la realización de abortos; y no reconoce el derecho a la objeción de conciencia del personal sanitario frente a la práctica del aborto.