Recientes experimentos médicos ponen de manifiesto que es decisivo para la curación de una enfermedad el tratamiento de los factores psicológicos y emocionales. Así lo afirma Charles R. Halpner, presidente de la Fundación Nathan Cummings, que subvenciona programas de salud (International Herald Tribune, 3-II-93).
(…) Dar una mayor importancia al tratamiento de las dimensiones emocionales y psicológicas de la enfermedad ayudará a resolver la crisis del sistema sanitario reduciendo costes y ahorrando importantes recursos.
Arthur Kleinman, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Harvard, señala que, en cualquier enfermedad, hay que distinguir entre lo propiamente físico y la experiencia personal de esa dolencia. Sólo una parte del sufrimiento procede del mal físico; el resto se debe a la sensación de desvalimiento y temor que presenta el enfermo.
La mentalidad lucrativa y tecnológica que rige gran parte de la medicina se centra casi por completo en lo corporal. Pero hay pruebas convincentes de que tratar lo psíquico juntamente con lo físico es más humano y da mejores resultados a costes más bajos.
Un grupo de apoyo para mujeres con cáncer de mama en fase terminal, dirigido por David Spiegel (psiquiatra de Stanford), se reunió todas las semanas durante un año. El resultado fue un aumento de la calidad de vida de las enfermas, que además vivieron más tiempo. En un estudio realizado diez años después, el Dr. Spiegel comprobó que las mujeres que habían participado en aquel grupo vivieron, de media, el doble que las mujeres que padecían un cáncer similar y fueron sometidas al mismo tratamiento, pero no habían pertenecido a ese grupo.
El estudio de Stanford es sólo uno entre docenas de experimentos clínicos que se han hecho últimamente para demostrar los beneficios de las técnicas que combinan el tratamiento físico con el mental (grupos de apoyo, relajación, meditación, psicoterapia…).
En el Deaconess Hospital de Harvard, en Boston, y en el Centro Médico de la Universidad de Massachusetts, se enseña a los pacientes cómo hacerse cargo de las dimensiones emocionales de su enfermedad. Más de 14.000 pacientes participaron en esos programas durante el pasado año. En la mayoría de los casos, se aliviaron los síntomas y hubo menos necesidad de tratamientos médicos caros.
(…) Estas técnicas liberan recursos médicos. En el Centro Médico Mount Sinai, en Nueva York, los ancianos con rotura de cadera, a los que se dan cuidados psicológicos además de los cuidados médicos normales, salieron del hospital dos días antes, de media, que los que no recibieron esa ayuda.
(…) La medicina que combina los cuidados del cuerpo y los de la mente representa una oportunidad para la Sanidad. Mientras continuemos tratando las enfermedades como hasta ahora, no conseguiremos hacer frente a la escalada del gasto sanitario.