En su último informe anual, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, organismo de la ONU con sede en Viena, ha vuelto a manifestarse en contra de la despenalización de la droga. Una medida de ese tipo favorece el consumo, ya que «la legalización conduce necesariamente a que la droga sea más fácilmente accesible». La Junta rechaza la distinción, a efectos legales, entre drogas «duras» y «blandas»: todas son nocivas y forman parte del mismo problema. A este propósito, lamenta la despenalización del consumo en Italia (ver servicio 58/93) y alaba el endurecimiento de la legislación en Portugal y España.
Este año, el informe destaca que es de «importancia crucial» reducir la demanda. Pero advierte que esto no se puede lograr «sin reducir sustancialmente la oferta: si el suministro es abundante y las drogas son fácilmente accesibles, pronto nuevos adictos sustituirán a los antiguos». Supuesta la represión del tráfico, la Junta afirma que es necesario actuar contra la demanda con la prevención, mediante campañas educativas, y con la rehabilitación de adictos. El éxito de tales medidas depende de dos factores: la voluntad política de los gobiernos para combatir el problema, incluida la disposición a invertir los recursos económicos necesarios, y la reacción de la sociedad civil.
Como muestra de la importancia de la represión legal, la Junta se refiere a las facilidades que las organizaciones de narcotraficantes encuentran allí donde existen lagunas en el control: países que no han suscrito los convenios internacionales contra el comercio de drogas, o no los aplican; donde, por debilidad o inestabilidad política, el gobierno no puede hacer valer su autoridad en todo el territorio; que carecen de legislaciones adecuadas para evitar el blanqueo de dinero, etc. El informe subraya que es necesario aumentar la cooperación entre los gobiernos, ya que las mafias de la droga se ayudan cada vez más entre sí, intercambiando mercancía y rutas de tráfico, con objeto de eludir la vigilancia internacional.
Por lo que respecta a la situación en las diversas partes del mundo, el informe observa que la internacionalización del narcotráfico ha dejado prácticamente sin sentido la clasificación tradicional de los países en proveedores, de tránsito y consumidores. Los países de tránsito se están convirtiendo en consumidores, y viceversa. Es el caso, señaladamente, de África, que la Junta resalta con preocupación. La experiencia de este continente muestra que las lagunas legales y la debilidad de la vigilancia llevan a un incremento del tráfico que acaba alimentando la demanda local. Así, el cannabis, abundantemente cultivado en África para la exportación a Europa, ha registrado últimamente un fuerte aumento del consumo en el mercado interior africano.