La crisis económica iniciada en 2008 se ha notado en la sanidad, como en los demás servicios públicos. Como reflejan sendas estadísticas recientes, tanto en Estados Unidos como en Europa el gasto sanitario ha bajado o ha subido poco –según los países–, y los pacientes han tenido que poner más dinero de sus bolsillos. Esto ha supuesto peor atención en algunos aspectos, pero en otros se debe a ahorros conseguidos mejorando la eficiencia.
En el conjunto de la OCDE, el gasto sanitario volvió a subir tras los primeros años de la crisis, aunque a menor ritmo (ver artículo relacionado). Pero en Europa, como muestra un estudio específico hecho en colaboración por la propia OCDE y la Comisión Europea, el repunte no es general. De 2009 a 2012, el gas…
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