Laboratorios farmacéuticos falsean la publicidad de los medicamentos para atraer clientes

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Según datos del estudio «Accuracy of pharmaceutical advertisements in medical journals», publicado en The Lancet (4-I-2003), últimamente hay bastantes empresas farmacéuticas españolas que falsean la publicidad de sus productos mediante referencias a ensayos clínicos publicados en prestigiosas revistas médicas que no se ajustan a las características del medicamento anunciado.

El estudio, realizado por la Escuela Valenciana de Estudios para la Salud, analiza un total de 287 anuncios publicados en seis revistas médicas españolas. 264 son sobre fármacos para bajar la tensión y los 23 son de otros para controlar el colesterol. De los 287 anuncios, 125 tienen referencias a trabajos científicos. En 79 de ellos la cita remitía a revistas internacionales de prestigio. Y en los restantes se incluía un mensaje sobre el fármaco que no se deducía de la referencia.

Existen distintos tipos de falsedades o exageraciones. El caso más común es el anuncio que recomienda un fármaco para un grupo de personas distinto al que la referencia científica aconseja. Otros casos frecuentes son los anuncios que recomiendan un fármaco para el público en general cuando los ensayos clínicos se han realizado con enfermos de alto riesgo. O también los medicamentos anunciados para un público específico -diabéticos, personas de edad avanzada- en los que se toma como referencia un ensayo clínico en el que dicho grupo ha sido excluido o no participó por alguna razón.

Anuncios que exageran los resultados del ensayo o que afirman una propiedad del medicamento sin que el ensayo lo demuestre estadísticamente; supuestos en los que la referencia no guardaba relación con el mensaje del anuncio; o incluso un caso en el que el trabajo científico se había hecho solo en animales, son algunos de los ejemplos de falsedad publicitaria que cita el texto.

La interpretación que los autores hacen del estudio es que los médicos deben ser más cautelosos en la valoración de los medicamentos que se anuncian como de gran eficacia, seguridad, o conveniencia, más aun si en ellos se incluyen referencias a otros estudios publicados en periódicos médicos de renombre.

Sin embargo algunas empresas farmacéuticas han ido todavía más lejos. Un editorial del British Medical Journal (4-I-2003) pone de manifiesto que la impotencia o disfunción sexual femenina es un trastorno inventado por los laboratorios con el objeto de crear un mercado lucrativo. Ray Moynihan, autor del artículo, señala que existe un buen grupo de investigadores que han publicado sus trabajos sobre la disfunción sexual femenina, o que han participado en conferencias sobre el asunto, que tienen vínculos financieros con las empresas farmacéuticas.

Uno de los hitos de la invención de la enfermedad, señala Moynihan, fue el artículo «Sexual dysfunction in the United States: prevalence and predictors», publicado en el Journal of the American Medical Association en febrero de 1999. Los autores, dos de ellos con grandes vínculos con Pfizer, la mayor empresa farmacéutica del mundo, señalaron que la supuesta impotencia femenina afectaba al 43% de las mujeres de 18-59 años. Moynihan advierte que «el peligro, con esta obsesión de curar todo con medicinas, es hacer creer que el problema sexual tiene una causa física que se puede eliminar con una píldora».

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