El chorreo de escabrosos datos relacionados con los negocios abortistas del doctor Carlos Morín hace mella en la opinión pública. El suplemento “Crónica” de El Mundo (2-12-2007), en un reportaje titulado “El magnate del aborto”, repasa la oscura trayectoria de Morín y la impunidad que ha disfrutado hasta la fecha. Sus negocios con el aborto le han permitido amasar una millonaria fortuna.
ABC (3-12-2007) lleva a sus páginas el testimonio de Jaime Cañellas, un psiquiatra que trabajó para Morín (ver noticia en ABC). Sus declaraciones ponen de manifiesto el fraude masivo que se comete con la ley del aborto en los negocios privados. Es la consecuencia de que el informe psiquiátrico necesario para abortar en cualquier momento del embarazo pueda ser realizado y firmado por un especialista pagado por la clínica.
Que algo está cambiando en la opinión pública con respecto al aborto lo pone de manifiesto que el PSOE haya aprovechado el caso judicial para anunciar que no incluirá en su programa electoral la liberalización de la ley del aborto.
Y, sin embargo, todo lo que hace que muchos se lleven las manos a la cabeza ahora, es público desde hace tiempo. Las declaraciones de Cañellas, los informes psiquiátricos ya firmados, la facilidad para abortar en clínicas privadas bajo el supuesto de riesgo para la salud física o psíquica para la madre… Desde que se aprobó el aborto en España, se han contabilizado en torno a un millón de “abortos legales”. Muchos ciudadanos están implicados en alguno como para no saber la situación de aborto libre que de facto se da. Forumlibertas.com (28-11-2007) lo sintetiza muy bien (ver artículo de ForumLibertas).
A ello se refiere Juan Manuel de Prada en su columna “Vidas al desagüe”, cuando dice que “mucho más horrendo que el crimen de esos matarifes que trituran fetos de siete u ocho meses y arrojan sus restos al desagüe es la connivencia silenciosa de una sociedad que vuelve la espalda ante tanta bestialidad, que ya no dispone de resortes morales para sublevarse contra semejante forma de muerte industrial, que finge que no le incumbe, que incluso formula justificaciones rocambolescas que la amparen”.